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Se necesita mucho valor para que una mujer decida no ser madre
Mujeres desafían estereotipos. La maternidad como realización femenina prevalece en tiempos actuales.
SE ENFRENTAN A LA PRESIÓN SOCIAL Y FAMILIAR
En una sociedad donde la maternidad sigue siendo vista como una parte fundamental de la realización femenina, tomar la decisión de no tener hijos demanda mucha valentía. Para muchas mujeres, la presión social y familiar pesa más que sus propios deseos, llevándolas a formar familias por obligación más no por amor. Sin embargo, hay quienes eligen otro camino, desafiando estereotipos y priorizando su desarrollo personal y bienestar emocional.
Anita es contadora de profesión. Estudió en la Universidad Nacional de San Agustín y ha dedicado su vida a su carrera y su desarrollo personal. Desde joven, tuvo claro que no quería ser madre si no tenía una pareja estable y un hogar sólido. Sin embargo, con el tiempo, entendió que su vida podía estar completa sin la maternidad.
«Mi deseo siempre fue ser madre, quería tener hijos. Pero tenía que casarme y que ellos tuvieran ambas figuras presentes, porque yo sentí esa ausencia. Pero nunca me iba a casar por presión de la sociedad. Si algún día me casaba, sería porque realmente estaba enamorada y lo elegía con convicción, no porque me lo impusieran”, cuenta.
“Eso de ‘quién te va a cuidar’ me parece un pensamiento egoísta. Los hijos crecen y deben volar. Hay mujeres que sufren por no formar una familia, pero yo no. Ha pasado el tiempo, a veces lo pienso, sí, y tengo sentimientos al respecto, pero no me deprimo por ello. Sé que hubiera sido una buena mamá, pero tener hijos solo para callar bocas no tiene sentido para mi”.
Anita ha desarrollado un profundo vínculo con sus sobrinos, con todos los niños del colegio donde trabaja, y con pequeños en situación vulnerable. “Cuando nacieron mis sobrinos, me involucré mucho en su crianza. Luego con niños en Canteras, durante 8 años, los sábados me dedicaba a enseñarles. Hasta ahora, cuando me encuentro con alguno de ellos o me escriben, siento satisfacción. Siento que tuve hijos de otra manera y dejé una huella en sus vidas, así como ellos en la mía.”
Un caso algo diferente es el de Rocío, ella se desarrolló profesionalmente estudiando Ingeniería Industrial en la UNSA, continuó con una especialidad, una maestría, y realizó una pasantía en el extranjero. Ella nunca ha considerado ser madre, no por rechazo o repulsión, sino porque simplemente nunca estuvo en sus planes. Desde pequeña, ella asociaba la maternidad con condicionarse a los deberes domésticos, y eso no era lo que quería para su vida. Desde muy joven, nunca consideró siquiera casarse, mucho menos tener hijos. Sin embargo, con el tiempo tuvo su boda y aunque su decisión de no ser madre se mantuvo firme, entendió que si alguna vez la vida le trajera un hijo, lo aceptaría sin verlo como un obstáculo.
Para Rocío, su miedo era perder su libertad y quedar relegada al hogar. Pero al compartir la vida con su esposo, con quien las responsabilidades del hogar son equitativas, ha comprendido que la maternidad ya no le parecería una carga tan grande como antes. “Muchos de los estereotipos y estigmas que he enfrentado tienen que ver con la insistencia en casarme. Y sí, al final me casé, pero sentí una enorme presión de la sociedad, de la familia y de los amigos. Luego vino la pregunta inevitable ¿Y los hijos para cuándo? Pero al final la decisión de tener hijos es solo mía y de mi esposo”.
La especialista en crianza y familia, psicóloga Evelyn Espiñeira, es madre. Ella ha desarrollado su profesión a la par de llevar su hogar. Sin embargo, señala que en la actualidad muchas mujeres postergan o renuncian a la maternidad debido a su desarrollo profesional.
«Estudiar una carrera, una maestría o incluso un doctorado puede hacer que una mujer pause la maternidad. A esto se suma la preocupación por tener una pareja estable para formar una familia. Así como también existen estigmas de la sociedad en cuanto a las decisiones que toman las mujeres. Algunas creencias erróneas sobre las mujeres que no quieren ser madres incluyen que tienen un carácter feo y por eso no tienen familia. También está el mito de que son homosexuales. En una sociedad conservadora como la arequipeña, algunos suelen pensar que si una mujer no ha tenido hijos hasta cierta edad, es porque es lesbiana».
«Cuando un hombre decide no ser padre, no es juzgado de la misma manera que una mujer que decide no ser madre. La sociedad sigue relacionando a la mujer con la maternidad, la casa y la crianza, mientras que el hombre, aunque se le reconoce como padre, aún es visto con un rol más profesional. La idea de que la mujer debe ser madre aún prevalece, a pesar de que ahora hay muchas formas de realización personal», resaltó.
Tomar la decisión de no ser madre en una sociedad que aún posiciona la maternidad como parte esencial de la identidad femenina no es fácil. Sin embargo, historias como las de Ana y Rocío demuestran que la plenitud no se encuentra en cumplir con las expectativas ajenas, sino en vivir de acuerdo con los propios valores y deseos. La maternidad es un camino hermoso para muchas, pero no debe ser impuesto ni visto como la única vía de realización. necesita mucho valor para elegir no ser madre.
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