Por: Carlos Meneses

Un país sin prensa libre está viviendo una democracia a medias. Ese es el caso de Perú, por lo cual la protesta de los periodistas está enteramente justificada.      

A propósito de las relaciones tensas existentes entre el gobierno de Dina Boluarte y la prensa escrita, radial y televisiva de nuestro país, se comenta desfavorablemente que, desde hace más de seis meses, la señora Boluarte no solo no declara ni conversa con periodistas, sino que se ha aislado totalmente de informar a la ciudadanía lo que hace su gobierno y de comentar por ejemplo sobre la inseguridad en que vive la mayoría de la población.

La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y las organizaciones empresariales de América han enviado misiones especiales para tratar de conseguir una modificación en la política que el gobierno sigue con el periodismo.

Sin embargo, parece que no solamente no hay entendimiento, sino que se ha llegado a la enemistad entre ambos elementos que son garantía de una democracia real en nuestra patria y de un deseo de aparecer distante a través de cadenas de seguridad para con un periodismo que solo quiere saber la verdad de lo que pasa con instituciones y en concreto con la presidenta de la República.

Esta es una situación que no debe persistir sobre todo cuando el Gobierno no adopta medidas suficientes y adecuadas para hacerle frente a las extorsiones, el sicariato y hasta la delincuencia común que ha llegado al extremo de que ya son miles los peruanos muertos.

Reclamamos por el derecho que tiene el periodismo de informar con verdad y afortunadamente se pudo detener el afán del gobierno de obligar publicación de columnas de información que el Ejecutivo entregaría a los diarios y medios de televisión.