Nueve de cada 10 emprendedores quieren formalizarse, pero el sistema no los ayuda

Siete de cada 10 emprendedores creen que al formalizarse percibirán varios beneficios.
Por Jorge Turpo R.
Estudio revela que la informalidad en el Perú no es fruto de la apatía, sino del abandono. La voluntad está, lo que falta es el entorno adecuado. El 70 % de los emprendedores informales ve la formalización como factor clave para atraer clientes y desarrollar sus negocios.
RADIOGRAFÍA DE LA INFORMALIDAD EN EL PERÚ
En el Perú, la informalidad no es una elección, sino una imposición estructural. Esta es una de las principales conclusiones del estudio “Radiografía de la informalidad en el Perú”, elaborado por Mibanco en colaboración con Ipsos y el Banco de Ideas de Credicorp. La investigación revela que el 90 % de los emprendedores informales quiere formalizarse, pero el sistema legal, burocrático y económico se convierte en su principal obstáculo.
El estudio indaga en los sueños, barreras y percepciones de los microempresarios que forman parte del 70 % de la población económicamente activa del país. Aunque las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MIPYMES) representan el 99.4 % del tejido empresarial peruano y generan más del 60 % del empleo, la mayoría opera al margen de la formalidad.
Uno de los datos más reveladores es que 7 de cada 10 emprendedores cree que formalizar su negocio le permitiría aumentar o al menos mantener su clientela, al mejorar su imagen y credibilidad.
Otros beneficios percibidos incluyen el acceso a créditos (33 %), evitar sanciones (19 %), lograr mayor estabilidad (16 %) y expandir el negocio (12 %).
Sin embargo, la realidad muestra una cara menos optimista. El 86 % de los emprendedores se siente poco o nada preparado para formalizarse. Las razones son múltiples: altos costos, trámites complicados, desinformación, y una percepción generalizada de abandono por parte del Estado.
Solo el 15 % siente apoyo de Sunat, y apenas el 13 % de las municipalidades. En contraste, el 37 % percibe apoyo del sector financiero.
El 40 % de los encuestados señala que la reducción de costos sería el mayor incentivo para formalizarse. Otro 33 % valora la simplificación de trámites, y un 27 % destaca la importancia del acceso a microcréditos. A esto se suma la necesidad de asesoría personalizada, como orientación para registrarse en Sunat o tramitar licencias municipales.

“SORPRESA POSITIVA”
Frente a este panorama, el rol de instituciones como Mibanco cobra especial relevancia. Su gerente general, Javier Ichazo, profundiza en los hallazgos y propone soluciones.
¿El estudio confirmó lo que Mibanco ya intuía o hubo hallazgos inesperados?
—Hubo una sorpresa positiva. Sabíamos que los emprendedores querían salir de la informalidad, pero los resultados fueron incluso más contundentes de lo que esperábamos: nueve de cada diez microempresarios quieren formalizarse. Eso rompe el mito de que no les interesa. El problema no es la falta de voluntad, sino lo difícil que se les hace hacerlo.
¿No resulta contradictorio ese deseo de formalización frente a la gran cantidad de negocios que siguen operando en la informalidad?
—No lo es. Si entendemos las condiciones reales, se vuelve lógico. Imagina que un emprendedor gana S/ 2 500 mensuales y formalizarse le cuesta S/ 5 000. Eso es el equivalente a dos meses completos de ventas, no de utilidad. Sumemos a eso los trámites confusos, lentos y mal explicados. No es que no quieran formalizarse, es que el sistema no está diseñado para ellos.
¿Y qué papel juega el trato que reciben en las entidades públicas?
—El 31 % de los encuestados se siente discriminado o maltratado cuando busca orientación en oficinas públicas. Muchos cuentan que sus preguntas no son respondidas claramente, o que los hacen sentir como si les estuvieran haciendo perder el tiempo. Esa falta de empatía y acompañamiento también frena el proceso.
¿La solución está solo en manos del Estado?
—No exclusivamente. El Estado debe simplificar y unificar procedimientos. Hoy cada municipalidad tiene sus propios trámites. Debería existir una ventanilla única de formalización. Pero también hay un rol importante para el sector privado: las microfinancieras, bancos y grandes empresas pueden acompañar y educar a sus clientes o proveedores. No basta con exigir formalidad, hay que construirla juntos.
¿No es contradictorio que las microfinancieras otorguen créditos a negocios informales? ¿No se estaría premiando esa condición?
—Al contrario. Lo que hacemos no es promover la informalidad, sino acompañar a los emprendedores en su camino hacia la formalización. Negarles el acceso a crédito sería darles la espalda y dejarlos atrapados. Mibanco y otras instituciones tenemos programas específicos que los ayudan a entender qué significa ser formal, cómo lograrlo y qué beneficios trae consigo.
Cuando hablamos de informalidad, ¿nos referimos a negocios sin licencia o también a quienes no tienen RUC o libros contables?
—Es una muy buena pregunta. Muchos tienen una noción parcial de la formalidad. El 75 % de los encuestados conoce al menos un requisito: tener RUC, emitir boletas o llevar libros contables. Pero no comprenden que la formalidad es un conjunto integral de prácticas, no un solo trámite. Por eso insistimos en la educación financiera y el acompañamiento.
¿Deberíamos tener una meta nacional agresiva para reducir la informalidad?
—Definitivamente. Y debe ser una meta ambiciosa. Si no nos ponemos, como tu dices, objetivos agresivos, seguiremos avanzando a paso de tortuga. Simplificar procesos puede tomar tiempo, pero si el país entero se compromete con una meta clara, podríamos acelerar muchísimo ese proceso. La informalidad es una realidad que frena el desarrollo, pero no es irreversible.
RADIOGRAFÍA
El estudio de Mibanco revela algo esencial: la informalidad en el Perú no es fruto de la apatía, sino del abandono. La voluntad está, lo que falta es el entorno adecuado.
Formalizarse no debería ser una carrera de obstáculos, sino un camino progresivo acompañado por el Estado, las municipalidades y el sector privado.
En un país donde la microempresa es el motor económico de millones de familias, mirar hacia otro lado no es una opción. La tarea es de todos, y empieza por entender que un emprendedor formalizado no solo mejora su vida, sino la de todo el país.