Arequipa: Educación con más presupuesto, pero menos resultados

Por Rocío Velazco C.

Inversión educativa en aumento no se traduce en mejoras reales en el aprendizaje escolar y en infraestructura. Asimismo, casi la mitad de los proyectos educativos de gobiernos locales tienen ejecución presupuestal cero. Es decir, no han gastado un sol de lo asignado. Eso significa que las obras probablemente se ejecutarán de manera apresurada en la segunda mitad del año, con el riesgo de errores, corrupción o retrasos.

SEGÚN INFORME DEL CONSEJO PRIVADO DE COMPETITIVIDAD

En Arequipa, la inversión pública en el sector educativo ha crecido de manera significativa en los últimos años. Solo entre 2019 y 2024, el gasto en planillas docentes se duplicó, pasando de 371 millones de soles a 783 millones. A esto se suman más de 1 100 millones de soles destinados a proyectos de inversión, como infraestructura escolar, equipamiento y conectividad. Sin embargo, los indicadores de calidad del aprendizaje no han seguido la misma ruta. Por el contrario, han retrocedido.

Esta alarmante contradicción entre gasto y resultados fue uno de los principales hallazgos del informe elaborado por el Consejo Privado de Competitividad (CPC), que realizó un análisis exhaustivo sobre la situación económica y social de la región. En materia educativa, el diagnóstico fue tajante: la inversión crece, pero el aprendizaje cae.

RETROCESO SOSTENIDO EN LOGROS ESCOLARES

El CPC pone en evidencia una caída significativa en los logros de aprendizaje de los estudiantes de cuarto de primaria en Arequipa, tanto en matemática como en comprensión lectora. Mientras que en 2019 el 44 % de los alumnos alcanzaba niveles satisfactorios en matemáticas, en 2024 esa cifra se redujo al 40 %. En comprensión lectora, el descenso fue de tres puntos porcentuales.

“Solamente cuatro de cada diez niños en Arequipa tienen un logro satisfactorio en lectura y matemática”, explicó Tomás Reto, representante del CPC. “Y estamos hablando de una región que históricamente tenía mejores indicadores que el promedio nacional”, añadió.

El retroceso es más dramático si se considera que estos resultados se dan en el contexto de una recuperación económica tras la pandemia, con mayores presupuestos públicos y promesas reiteradas de reformas educativas. En teoría, las condiciones estaban dadas para una mejora. En la práctica, los estudiantes están aprendiendo menos.

MÁS MAESTROS, MÁS SUELDOS… PERO ¿MEJOR ENSEÑANZA?

Uno de los componentes clave del aumento presupuestal ha sido el crecimiento de la planilla docente. En solo cinco años, el presupuesto destinado a sueldos en el sector educación casi se duplicó. Además de los aumentos salariales anuales, impulsados por presión sindical y promesas de campaña, también se han producido nombramientos masivos, incluyendo docentes que no superaron satisfactoriamente los concursos públicos de méritos.

“Se están engrosando las planillas de forma considerable, muchas veces sin que eso vaya acompañado de una mejora en la calidad docente”, advirtió Tomás Reto. “Hay contratados que ingresan a la carrera pública sin filtros adecuados, aumentos de sueldo que no están ligados a resultados ni evaluaciones, y todo eso crea un sistema que consume más recursos, pero no genera mayor aprendizaje”.

A esto se suma la falta de capacitación continua y evaluación formativa. Según el CPC, muchos programas de formación docente están desarticulados del currículo escolar y no tienen impacto demostrable sobre la práctica en el aula.

Álvaro Cubas, economista del Consejo Privado de Competitividad.

INFRAESTRUCTURA AVANZA LENTO

El presupuesto de inversión educativa en Arequipa ha destinado más de 1 100 millones de soles a infraestructura, mobiliario, servicios básicos y conectividad. Sin embargo, los avances en condiciones escolares también son limitados. En 2023, solo el 69 % de locales educativos contaban con todos los servicios básicos operativos (agua, luz, desagüe), frente a un 67 % en 2019. Es decir, una mejora marginal.

“Lo que se esperaría con ese nivel de gasto es que todos los colegios estén en óptimas condiciones, pero eso no ha ocurrido”, sostuvo Reto. “Muchas obras se quedan a medio camino, no se terminan, o presentan deficiencias técnicas. Hay poca capacidad de gestión en los gobiernos locales y regionales para ejecutar bien los proyectos educativos”.

Además, Arequipa mantiene una brecha considerable en infraestructura tecnológica. Aunque en algunos distritos urbanos el acceso a computadoras o internet ha mejorado, en zonas rurales como Castilla, La Unión o Condesuyos el panorama es muy distinto. Muchos alumnos siguen estudiando en aulas precarias y sin acceso a recursos digitales.

Tomás Reto, representante del CPC.

PROYECTOS EDUCATIVOS

Uno de los problemas estructurales que identifica el CPC es la sobrecarga de proyectos sin una adecuada planificación. En promedio, más de 500 nuevos proyectos ingresan cada año a la cartera del Gobierno Regional y las municipalidades, mientras que otros 300 salen sin haber sido terminados. Este flujo genera una cartera educativa desordenada, con obras paralizadas, mal diseñadas o sin impacto real.

Actualmente, Arequipa tiene más de 100 obras públicas paralizadas, muchas de ellas en el sector educación. La mayoría son ampliaciones de locales escolares, módulos prefabricados no entregados o centros educativos cuyo expediente técnico fue observado por la Contraloría.

Además, un dato revelador: casi la mitad de los proyectos educativos de gobiernos locales tienen ejecución presupuestal cero hasta mayo de 2024. Es decir, no han gastado ni un sol del presupuesto asignado. Eso significa que las obras probablemente se ejecutarán de manera apresurada en la segunda mitad del año, con el riesgo de errores, corrupción o retrasos.

La situación educativa de Arequipa pone en evidencia una de las paradojas más graves del modelo de inversión pública en el Perú: gastar más no significa necesariamente mejorar. Mientras se celebran cifras récord en presupuestos, los estudiantes siguen estancados o retroceden en su aprendizaje. Y eso debería alarmarnos a todos.

Como concluye el informe del CPC, “tenemos que exigir más eficacia en el uso del presupuesto, más responsabilidad en la gestión educativa, y sobre todo, más compromiso con el derecho de los niños y niñas a una educación de calidad”.

Arequipa tiene el talento, los recursos y la historia para liderar un cambio educativo. Pero para lograrlo, se necesita pasar del discurso a la acción, de la inversión al impacto, y del gasto a los resultados. Solo así, la educación dejará de ser una promesa para convertirse en una verdadera herramienta de transformación social.

La pregunta de fondo que plantea el CPC es incómoda pero necesaria: ¿por qué la educación no mejora si se está gastando más que nunca?

El representante del Consejo lo resume así: “Hay un Estado que está creciendo en presupuesto, en personal, en sueldos, pero los resultados no están ahí. La pobreza sube, los estudiantes aprenden menos, y el sistema educativo no está cerrando brechas, sino ampliándolas en algunos casos”.

Esta situación revela una desconexión entre el gasto y el impacto. En lugar de evaluar si los recursos están generando aprendizajes reales, el sistema parece funcionar con una lógica de inercia: se asignan presupuestos, se cumplen metas financieras, pero no se mide la calidad del proceso educativo.

¿QUÉ SE PUEDE HACER ?

El CPC plantea varias líneas de acción urgentes:

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