“Soy conductor, transporto vidas y lo hago bien”
Por: Danna Felipe B.
Los transportistas del Sistema Integrado de Transporte (SIT) son como unos padres veteranos. Pese a las situaciones desafiantes, actúan con la amabilidad que demanda su servicio. La comprensión que poseen es inmensa. Para ellos, lo más importante es la integridad de sus pasajeros. Sin embargo, esta labor puede ser agotadora, porque al final son seres humanos. Tristemente, han sentido que no valoramos su esfuerzo y les faltamos el respeto. Es que en ocasiones ni un gracias damos. Es cierto que siempre debe haber mejoras en nuestro transporte, pero no olvidemos que detrás de los volantes encontraremos personas que trabajan con esmero para llevarnos sanos y salvos a casa.
TRABAJO DE MUCHA RESPONSABILIDAD
“La vida de un ser humano es más importante, es la verdad. Nos sentimos responsables de ello, por más que a veces nos hagan sentir mal o renegar, siempre vamos a salir a favor de los pasajeros, aunque nos griten, nos apresuren”, señaló Hernández Gonzales Vilcahuamán, transportista de la ruta a Cayma.
El saludo y el gracias son palabras mágicas en comunidad. Siempre que se llega a un lugar o se encuentra con alguien, es imprescindible desear un buenos días, buenas tardes o buenas noches. Asimismo, «agradecer» es algo que no nos cuesta nada, pero da mucho y tiene un impacto magnífico hacia los demás. Tiene el poder de transformar días. ¿Cuántos de nosotros saludamos y agradecemos al conductor de nuestra combi?
“Algunas personas lo hacen. Cuando suben, siempre el saludo y cuando se bajan, el gracias. Pero, como le digo, algunas, no todas. Bueno, la enseñanza viene de casa. Los valores son fundamentales”, resaltó Omar Zea Aragón, transportista de la empresa Emarsistran, ruta a Socabaya. Por su parte, Walter Ugarte Mogrovejo, transportista de la empresa Etrabus, ruta a Mariano Melgar, vive un escenario parecido. “Como digo, la educación por delante. Los pasajeros mayormente no son de saludar. Se bajan y punto”.
EL TRANSPORTE PÚBLICO NO ES TU BASURERO
Dentro de esta incultura también están quienes creen tener el derecho de arrojar su basura en las combis. Es más, justifican su error aduciendo que por eso pagan un pasaje.
“A diario acá vienen con el desayuno, con el almuerzo, porque dejan las botellas de quinua, la gaseosa. Entre asiento y asiento dejan el papelito, la bolsita del sándwich. Usted le va a decir algo y es peor. Señor o señora, tenga la bondad de llevarse su basura. Que para eso pago mi pasaje, responden. Y es entrar… Bueno, ya, muchas gracias, que le vaya muy bien. Solo queda decir”, recuerda Alembert Vera Vega, transportista de la empresa Emarsistran.
“Por favor, llévate o recoge tu propia basura”, y se molestan. ¿Por qué? Si el que está actuando mal eres tú. El conductor está en su razón. ¿Acaso te gustaría que alguien ingrese a tu casa y deje un cochinero? Manifiestan en común los transportistas.
“El vehículo lo dejan completamente sucio, hasta he llegado a encontrar bolsitas con restos de sangre. Sí les he dicho en varias oportunidades, sino que muchos pasajeros lo único que saben es faltar el respeto. Dicen que somos malcriados por el simple hecho de decirles que se lleven su propia basura, que me están dejando el carro sucio. Me contestan que no y dicen soy yo el que les está faltando el respeto. En cada vuelta hay que volver a limpiar”, realzó Ugarte Mogrovejo.
El transportista del SIT está prohibido de perder la compostura. Es un trabajo que exige gran paciencia.

INFORMALIDAD
Para los transportistas del SIT, los informales personifican al antagonista de ofrecer un servicio de calidad. Te cobran el doble, o incluso más, y tu integridad no es lo más importante para ellos. De lo contrario, tendrían seguros en caso de accidente de tránsito. Y lo que siempre se repite, nadie está libre de sufrir uno. La cuestión es tener con qué mitigar sus efectos.
La formalidad no te abandona. El seguro que contratan es de más de S/ 500 al año. Los no autorizados si extraordinariamente tienen, pagan menos de S/ 100. Sucede en muchos casos que, hasta que no somos víctimas directas, no entendemos por qué un servicio de transporte normado es mejor. Conductores con licencia y con vehículos que hayan pasado revisión técnica. Estamos tan ensimismados en llegar rápido del punto A al punto B a como dé lugar.
“Es una gran ventaja que tiene la población de Arequipa. Nosotros contamos con dos seguros: uno es el SOAT, no el AFOCAT, señores. El SOAT, que tiene 5 UIT, que hablamos de más de S/ 25 mil. Después podemos activar la póliza RC, que tiene un aproximado de 150 mil dólares para hacer cobertura de operaciones y otras situaciones. Nosotros también tenemos una carta de garantía de más de 1 400 000. Si hubiera accidentes que no cumplimos, la municipalidad los efectúa inmediatamente”, aseguró el gerente de Emarsistran, Augusto Peralta.
Hace tiempo Arequipa pasó de vehículos más grandes que los actuales a unos que, si tenías la mala suerte de no encontrar asiento disponible, viajabas con la cabeza gacha. El objetivo del SIT fue renovar toda la flota vehicular a M3. Sin embargo, en la actualidad ese fin está dando marcha atrás. En las calles abundan cada vez más vehículos pequeños (loncheras).
Muchos choferes se están arrepintiendo de tener un carro grande porque no es rentable para ellos. “¿Ya quién invertiría en un vehículo M3? Si en toda Arequipa están los piratas, no nos dejan trabajar, están constantes todo el día. Antes salían en horas punta de 6 p. m. a 10 p. m. (en el caso de Mariano Melgar), ahora están todo el día”, indicó Walter Ugarte.

LAS LONCHERAS …
“Los usuarios para nosotros son lo más importante. El usuario, como cada uno de nosotros, escoge lo que más le conviene y eso es parte del mercado, es decir, yo voy a salir y voy a escoger el vehículo más rápido. No corresponde discutirlo. Pero sí está en la población entender, para las próximas elecciones, que si no hay una clara política de movilidad urbana sostenible y cómo puedo hacer competitivos estos vehículos (M3), entonces no va a ser masificador. Muy al contrario, podemos entrar en el riesgo de que estos vehículos desaparezcan y sean reemplazados por combis y ‘loncheritas’”, subrayó el gerente de Transcayma, Patrick Quilca.
Los no autorizados se esconden tras el discurso “Todos tenemos derecho a trabajar”, porque eso está fuera de discusión, nadie se atrevería a afirmar lo contrario. Acá el asunto es que parecen estar tan cómodos en lucrar con el facilismo de la informalidad, que poco o nada les preocupa su clientela. Ya que más de uno se ha preguntado por qué estos transportistas simplemente no se unen a los consorcios del SIT. Es que incontables veces ya han dado a entender que no están dispuestos a hacer los cambios necesarios.
“Se les ha invitado independientemente, no como empresa sino como transportistas, para afiliarse y trabajar dentro de la empresa, pero ¿qué responden ellos? Que no quieren dejar la informalidad, trabajan como quieren, cuando quieren, por no pagar gastos administrativos que hace una empresa para pagar al gerente, a los inspectores… Ellos están acostumbrados a no hacer esos gastos. Les gusta la informalidad”, aseveró el presidente de la empresa Etrabus, Arnaldo Pinto.
En Mariano Melgar, por ejemplo: “Varias veces han pasado conflictos entre ellos y nosotros. ¿Qué pasa? Que las minivans se traen gente, no sé de dónde traerán. La cosa es que nos hacen plantones en el cementerio, en San Miguel, vienen con sus matones”, detalló Ugarte Mogrovejo.
Tenemos que aprender a valorar a los buenos transportistas.
