Sobre la solidaridad ruso-peruana Igor Romanchenko

REFLEXIONES

Por: Igor Romanchenko

Este año se conmemoraron 55 años del devastador terremoto de magnitud 7.9 que azotó el departamento de Áncash en 1970, cobrando la vida de más de 70,000 personas y dejando sin hogar a aproximadamente 800,000 habitantes de las regiones centrales del Perú.

La Unión Soviética, que había establecido relaciones diplomáticas con el Perú el 1° de febrero de 1969, tomó la decisión urgente de brindar asistencia humanitaria al pueblo amigo. Se envió un grupo de militares, ingenieros y personal médico, junto con un equipo de 55 voluntarios jóvenes, quienes durante tres meses proporcionaron atención médica a los afectados, incluso en medio de una complicada situación epidemiológica. También llevaron a cabo operaciones de búsqueda y rescate en zonas montañosas de difícil acceso, realizaron entierros de víctimas y trabajaron en la reconstrucción de asentamientos destruidos.

Se organizó por primera vez un puente aéreo transatlántico. Aviones de transporte militar soviéticos Antei trasladaron al Perú tres helicópteros Mi-8 (que posteriormente fueron donados al país), alrededor de 60 toneladas de equipos, ambulancias, material médico y medicamentos, carpas, ropa de abrigo y otros suministros. Los especialistas soviéticos capacitaron a pilotos y rescatistas peruanos, y formaron a cientos de voluntarios locales en la prestación de primeros auxilios.

En Huaraz se instaló un hospital de campaña militar, que más tarde fue donado al Gobierno peruano y sirvió como base para un hospital general de la ciudad que sigue funcionando hasta la fecha. Se realizaron más de 32,000 consultas médicas, cerca de 1,000 hospitalizaciones y se vacunó a 90,000 personas. En Yungay, una ciudad prácticamente borrada del mapa por un deslizamiento de tierra, se construyeron viviendas prefabricadas con estructuras traídas desde la URSS, equipadas con todos los electrodomésticos necesarios.

El 18 de julio de 1970, durante la misión humanitaria soviética, ocurrió una tragedia: un avión de transporte An-22 se estrelló sobre el Atlántico Norte. A bordo viajaban 16 miembros de la tripulación y 6 trabajadores del hospital. En honor a los fallecidos, se erigieron estelas en el cementerio Novodévichi de Moscú y en el terreno del hospital de Huaraz. También se colocó una placa conmemorativa en el complejo memorial de Yungay.

Cada año, en el aniversario de aquellos trágicos eventos, representantes rusos visitan el departamento de Áncash para realizar ceremonias en memoria de las víctimas peruanas y los rescatistas soviéticos.

En Rusia se valora profundamente el respeto y cuidado con que el pueblo peruano preserva la memoria de la solidaridad, la ayuda mutua y la abnegación demostradas por las autoridades y ciudadanos soviéticos. Este legado ha sentado las bases de los lazos de amistad entre Rusia y el Perú, sirviendo como un referente perdurable para las generaciones futuras.

Dejanos un comentario

Your email address will not be published. Required fields are marked with *.