“Arequipa es maravillosa, su arquitectura debe reutilizarse”
Exdirector de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, Manuel Blanco Lage.
MANUEL BLANCO LAGE, ARQUITECTO ESPAÑOL
Por Rocío Velazco C.
Arequipa, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Mundial, ha sido recientemente el foco de importantes reflexiones sobre su futuro y la conservación de su invaluable patrimonio arquitectónico y social. El doctor Manuel Blanco Lage, una figura prominente en el ámbito de la arquitectura española, ha compartido su visión y sus preocupaciones durante su reciente visita a la ciudad. Sus declaraciones subrayan la imperiosa necesidad de equilibrar el desarrollo con la preservación de la vida local, y de aprender de los errores cometidos en otras ciudades del mundo.
Para el doctor Manuel Blanco Lage, exdirector de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (ETSAM), de la Universidad Politécnica de Madrid, la sostenibilidad trasciende lo meramente ambiental. “Arequipa es una ciudad única y maravillosa, su patrimonio debe ser reutilizado, los tiempos de demoler se acabaron”.
Si bien reconoce la urgencia de disminuir el calentamiento global y mantener recursos escasos como el agua, que ya provocan migraciones globales de 240 millones de habitantes, su concepto de sostenibilidad se extiende a la forma en que construimos nuestras sociedades y nuestras propias vidas. Enfatiza que no tenemos más remedio que tener un entorno sostenible».
Esto implica una revolución en la concepción arquitectónica y urbanística. Estamos viviendo «los tiempos del reúso, de la regeneración de lo que hemos construido». La era de «demoler y empezar de nuevo y empezar de cero» ha terminado. Ahora, la prioridad debe ser reutilizar las estructuras existentes, rehabilitarlas y darles «un twist diferente», enfatizó en una visita que realizó a las instalaciones de diario El Pueblo.
“Ejemplos claros de esta filosofía incluyen la transformación de fábricas en centros culturales u hoteles, y la adaptación de casas antiguas para múltiples funciones. Ignorar esta premisa sería malgastar lo que tenemos alrededor», subrayó Blanco Lage.
LECCIÓN DEL COVID
La pandemia de COVID-19 ha actuado como un «gran laboratorio» y ha contribuido significativamente a esta nueva comprensión de los espacios de vida. El incremento del teletrabajo, especialmente en países como España, ha revelado que nuestras casas no están «habilitadas para coexistir en muchísimas funciones a la vez distintas de las tradicionales». Las viviendas deben ahora acoger no solo la vida familiar, sino también el trabajo, y a veces, incluso a varias personas trabajando simultáneamente, con niños presentes. La arquitectura, por tanto, debe «construir nuestra sociedad, construye nuestras vidas», y no ser solo un «capital invertido» o un «negocio».
AREQUIPA AMENAZADA POR LA TURISTIFICACIÓN
Al referirse a Arequipa, Blanco Lage la describe como una «ciudad maravillosa, con una escala estupenda». Su conocimiento se centra principalmente en el casco histórico, al que califica de «fantástico». Sin embargo, esta admiración viene acompañada de una advertencia crucial: el casco histórico debe ser «limpiar, restaurar, arreglar, pero no entregar en manos del turismo». La conservación no es solo una cuestión de preservar la memoria de la ciudad y sus habitantes, sino de mantenerlo como un «lugar donde interactuar, ese lugar donde vivir, ese lugar donde tener correspondencias de cosas».
El experto español ha sido testigo directo de los efectos devastadores de la «turistificación» en otras urbes. Mencionó explícitamente ciudades como Barcelona, la cual es «insoportable en estos momentos para poder vivir», y Madrid, que si no se tiene «cuidado», podría seguir el mismo camino. La esencia de una ciudad histórica no puede reducirse a una sucesión de tiendas y restaurantes para turistas. Puso como ejemplo Aguas Calientes (Machu Picchu Pueblo), que se ha convertido en «simplemente una especie de mall gigante de muy mala calidad».
Su invocación es clara: «No podemos hacer que nuestras ciudades históricas se transformen en eso». En cambio, es fundamental «saber mantener la calidad de vida, el equilibrio entre la gente local y la gente de fuera». Su mensaje a Arequipa es un ruego: «no me transformen Arequipa, por favor, en un parque temático que es una ciudad blanca bellísima».
La Responsabilidad Colectiva en la Protección Urbana
Cuando se le preguntó sobre la responsabilidad en la prevención de esta degradación, fue enfático: «Es responsabilidad de todos nosotros, de toda la sociedad». Subrayó que las transformaciones urbanas no se logran «a golpe de ley», sino «hablando, se hacen con comunicación, se hacen con un consenso». Reconoce la necesidad de que existan negocios y que la ciudad crezca, pero advierte que estos negocios «nunca deben de ser pan para hoy y hambre para mañana».
ENCUENTRO CON EL ALCALDE
Consciente de la importancia del rol de las autoridades, el arquitecto y catedrático español, le pidió al alcalde de Arequipa, Víctor Hugo Rivera, “por favor, cuide Arequipa y tenga siempre presente la gestión urbana». Relata que el alcalde recibió muy bien su recomendación y fue «muy generoso» con él, sin reprocharle por «entrometerse».
Sobre las medidas locales como las calles peatonalizadas en la zona monumental de Arequipa y la proliferación de negocios, opinó que, si bien «pueden salir negocios, es crucial controlar el funcionamiento de estos». La clave es evitar que «los negocios se ocupen toda la calle» y que la distribución del espacio se convierta en una mera zona comercial. Reconoce que la peatonalización de los cascos históricos suele ser beneficiosa, pero advierte que «también hay que tener cuidado con que esa peatonalización no nos convierta en una terraza de bar permanente».
Insistió en la necesidad de encontrar el equilibrio. “Arequipa tiene una oportunidad maravillosa de aprender de todo lo que hemos hecho mal en otras partes y de mirar todo lo que no hay que hacer directamente en otras partes».

Para ilustrar lo que no se debe hacer, el doctor Blanco Lage se refirió a Venecia, su situación es dramática: «ya no hay forma de hacer compras, todo lo que hay son tiendas o bares o cosas para turistas. «Las tiendas tradicionales, como una maravillosa papelería, han desaparecido, han sido reemplazadas por tiendas de máscaras hechas en China».
Esta pérdida de la vida local, de los servicios básicos para los residentes y la omnipresencia de negocios turísticos es el peligro que Blanco Lage desea evitar para Arequipa. La ciudad, insiste, no debe convertirse en un «mall gigantesco como si fuera un parque temático».
