Docentes: actores principales del sistema educativo
Por: Miguel Gerardo Inga Arias
REFLEXIONES
Toda reforma educativa se garantiza con el compromiso de los maestros; en consecuencia, el mayor desarrollo profesional docente implica una mayor calidad educativa.
Así, el Consejo Nacional de Educación (CNE) postula que “fortalecer el desarrollo profesional docente es una apuesta estratégica del Estado para construir una sociedad más justa, equitativa y democrática”.
En ese sentido, identifica líneas estratégicas que, en el marco de políticas públicas, permitan fortalecer la formación integral de los docentes.
La primera tiene que ver, fundamentalmente, con el desarrollo de competencias clave: atención a la diversidad, el pensamiento crítico y la ciudadanía democrática; esto es responder a contextos multiculturales y diversos, así como transformar entornos educativos.
La segunda aborda la certificación de competencias pertinentes, contextualizadas y centradas en prácticas pedagógicas efectivas; esto implica la certificación de competencias que articulen conocimientos con las necesidades reales del aula.
La tercera considera la inducción y mentoría para docentes noveles, priorizando lo rural, la interculturalidad y la alta vulnerabilidad, esto supone institucionalizarlas, así los docentes más experimentados harán el acompañamiento y dirigirán un proceso formativo sistemático que permita articular la inserción laboral con su desarrollo profesional.
La cuarta considera el fortalecimiento de la Carrera Pública Magisterial (CPM) como el aseguramiento de la evaluación formativa, la meritocracia, la mejora de remuneraciones y de condiciones laborales, esto es, la articulación efectiva del desempeño docente, la promoción por mérito y la mejora de las condiciones laborales a través de rediseñar los mecanismos de evaluación y promoción para que sean formativos, pertinentes y confiables.
La quinta trata sobre promover el bienestar y la revalorización social del docente, supone garantizar las condiciones materiales dignas, estabilidad emocional, respaldo institucional y reconocimiento público, se requiere entonces programas sistemáticos y continuos de bienestar integral para dignificar la profesión docente.
Debemos valorar que los diálogos sobre educación, promovidos por instituciones representativas, estén girando en torno a qué y cómo hacer para articular los postulados con el hacer coherente y pertinente de las instancias que tienen capacidad de decisión, autoridades y docentes en general.
Particularmente, considero que la autonomía de las instituciones educativas permitirá que se elaboren planes anuales enmarcados en planes quinquenales, lo que permitirá evaluar los logros y las metas haciendo los ajustes necesarios y con rapidez. Asimismo, estos planes se elaborarán a partir de la realidad socioeconómica y cultural de la localidad en el marco del caserío o distrito.
Finalmente, afirma “solo mediante políticas públicas integrales que reconozcan y potencien la labor docente será posible garantizar que ningún estudiante quede al margen de una educación significativa y de calidad”.
