Los peruanos tenemos cada año que saludar el 28 de julio por la voluntad general de quienes viven en la costa, sierra y selva de una nación que aún tiene por hacer mucho bien a sus habitantes.

Desde el 28 de julio de 1821, los peruanos festejamos el ser ciudadanos libres de yugo extranjero y de procurar unidos, en todo momento, crear una nación democrática que busca libertades y progreso para todos los que habitan este país que antes fue colonia española.

Hoy será igual que en otros tiempos, después de que personajes como San Martín y Simón Bolívar llegaron a nuestra patria para consolidar la Independencia de América en relación a España, también es una fecha para replantear políticas que nos permitan alcanzar a futuro un nivel de desarrollo que nos permita acabar con la pobreza extrema que se ha vivido sobre todo en los últimos años.

Escucharemos, al borde del proceso electoral del 2026, las ofertas de candidatos para que los electores decidamos quién nos gobernará en los siguientes años, después de que termine la gestión de la presidenta Dina Boluarte y superemos un tramo político que muchas veces hubiéramos preferido evitar porque se profundizaron diferencias que condenaron a muchos compatriotas a la pobreza y al sufrimiento.

Este 28 de julio debe ser de grandes cambios y de decisiones importantes que se deben ventilar en escenarios internacionales como la pena de muerte, la permanencia del Perú en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y en continuar saludando la elección del papa León XIV que fue obispo de Chiclayo antes de ser electo líder máximo de la Iglesia católica.