Más plata, peor gestión: el caso de las municipalidades de Arequipa

Entre 2015 y 2024, la inversión pública en el Perú ha mostrado señales preocupantes de pérdida de eficiencia. Según el último estudio del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), este deterioro se evidencia en dos indicadores clave: (i) el plazo de ejecución financiera —que mide el tiempo promedio entre el primer y el último devengado de un proyecto— y (ii) la velocidad de ejecución —que evalúa cuán eficientemente se ejecuta el presupuesto en función del tiempo disponible—. En ambos casos, los resultados son negativos. El plazo de ejecución prácticamente se triplicó en la última década, pasando de 11,8 meses en 2015 a 31,7 meses en 2024, mientras que la velocidad de ejecución cayó alrededor del -6%.
Lejos de revertirse, esta situación se ha agravado en lo que va de 2025: los proyectos cuestan más y se demoran más. Al primer semestre del año, se registran 44 514 inversiones activas con presupuesto inicial modificado (PIM). De estas, 12 399 presentan variaciones en sus costos respecto a su monto viable, con un incremento promedio de +118 %, y 8 805 registran retrasos en su finalización, con una demora media de 671 días. Ambos indicadores reflejan un claro deterioro frente al mismo periodo del año pasado, cuando el incremento promedio fue de +84 % y la demora alcanzó los 595 días.
Arequipa no escapa a esta tendencia nacional, e incluso enfrenta una situación más crítica. A mitad de 2025, se posiciona como la quinta región con más proyectos de inversión pública (2 282). De estos, 674 presentan variaciones en sus costos respecto a su monto viable, con un incremento promedio de +123%, y 429 registran retrasos en su finalización, con una demora media de 903 días. Ambos indicadores reflejan un deterioro frente al mismo periodo del año pasado, cuando el incremento promedio fue de +68% y la demora alcanzó los 797 días. Además, los resultados superan ampliamente el promedio nacional: 5 puntos porcentuales más en el incremento promedio vinculado a las variaciones en sus costos, y un aumento de 34% en los días de retraso.
Al interior de la región, el análisis de las municipalidades —que concentran el 89% de los proyectos en Arequipa— revela una lección clave: más presupuesto no garantiza una mejor gestión. Al considerar únicamente aquellas municipalidades que presentan variaciones en sus costos y registran retrasos en la finalización de sus proyectos, se compararon las diez con mayor presupuesto de inversión pública frente a las diez con menor presupuesto. Los resultados son contundentes: las municipalidades con más recursos ejecutan peor. En promedio, sus proyectos registran un incremento promedio del +110 % vinculado a las variaciones en sus costos y presentan retrasos de 555 días, mientras que las de menor presupuesto reportan un incremento promedio del +96 % y demoras de 260 días. La falta de capacidades de gestión pública hace que incluso los mayores recursos se conviertan en ineficiencia.
Frente a este escenario, desde el Consejo Privado de Competitividad proponemos una estrategia de agregación de proyectos. El objetivo es reducir la atomización de proyectos y priorizar menos iniciativas, pero de mayor escala e impacto, que respondan a las brechas estructurales del territorio. Una mejor gestión, con enfoque estratégico y visión de largo plazo, es indispensable para transformar los recursos públicos en resultados concretos para la ciudadanía.
