La permanencia del entrenador argentino pendía de un hilo luego de resultados adversos en el torneo. El cambio era obvio ante la ineficacia del equipo en todo aspecto.

La “crónica de un despido anunciado” se escribió desde que el FBC Melgar cayó por goleada ante Universitario de Deportes en Lima. El cuadro de Walter Ribonetto manejaba bien el partido. Kenji Cabrera hizo el gol. Triunfo de 1-0. El segundo tiempo fue fatal porque les encajaron cuatro.

Luego vino la derrota de 2-1 ante Deportivo Garcilaso. Era el momento de tomar decisiones radicales sobre la continuidad del comando técnico. Sin embargo llegó un cargamento de maquillaje con el triunfo de 1-0 sobre Puerto Cabello de Venezuela.

Luego se obtuvo un empate de 1-1 ante el colero Chankas. Después otro empate. Más doloroso por que era el colero. Fue en condición de local ante Comerciantes Unidos.

Ese debió ser el final de la era Ribonetto. De forma inexplicable se le mantuvo en el cargo. Se especuló que la recisión de su contrato era muy costosa. Lo cierto es que las páginas de la crónica de su salida estaban bien avanzadas y con textos deprimentes.

“Solo ven los temas malos del equipo pero también tenemos cosas buenas”, dijo en más de una ocasión el técnico al que el piso se le movía como si viviera en un terremoto inacabable. Se amparó en los buenos resultados logrados en las primeras fechas ante UTC, Cristal, ADT, Alianza Sullana, Ayacucho FC y a nivel internacional ante el Tolima de Colombia.

El baile de Cusco FC en el Monumental Arequipa colmó la paciencia del hincha que no necesitó ponerse de acuerdo para levantar la voz y hacer sentir su deseo de que la era Ribonetto se acabe ya. “Quiero borrón y cuenta nueva”, fueron sus últimas declaraciones antes del choque ante los imperiales. Luego de la derrota que mandó al equipo al décimo lugar de la tabla no hubo declaraciones. No se presentó a la conferencia de prensa.

Lo cierto es que el ex entrenador de Talleres nunca supo plantear bien los partidos y menos replantearlos. No supo ganar los cotejos complicados y los que no lo fueron. No eligió bien las piezas que le dieron aunque estas sean de papel inservible. No se acomodó a lo que tuvo y pagó caro. Una salida del estadio en medio de insultos.

El año pasado se fue el “Gaucho” De Muner y llegó Marco Valencia que por poco dio el golpe con una remontada espectacular. La historia es casi repetida porque ahora se apuesta por Víctor Balta como el “salvador”. El ex defensa central tendrá su primera experiencia en el fútbol profesional, como técnico de varones, ante Alianza Sullana.

Mientras tanto, empezaron las especulaciones sobre la llegada de un nuevo timonel en el FBC Melgar. Seguramente será argentino porque son de la preferencia de la directiva.

  SEGUNDA FECHA TORNEO CLAUSURA