Cocina de albergue de Beneficencia es foco infeccioso y riesgo para beneficiarios

Por Jorge Turpo Rivas

Un informe de la Contraloría revela que los pisos están rotos, los techos llenos de hollín y la basura al costado de los alimentos, lo que pone en riesgo la salud de los beneficiarios.

ATIENDE A PERSONAS VULNERABLES

La cocina del Centro de Atención Residencial (CAR) “Las Mercedes” – Ex Chilpinillas, administrado por la Sociedad de Beneficencia de Arequipa, presenta graves deficiencias sanitarias que podrían comprometer la salud de sus beneficiarios, según revela un informe de la Contraloría General de la República.

Este informe fue elaborado tras una inspección realizada entre el 16 y el 22 de julio de 2025 y pone en evidencia el estado crítico del ambiente donde se preparan los alimentos que consumen diariamente personas con trastornos mentales crónicos en situación de abandono moral y material.

Justamente este hallazgo se produce a pocos días de que el gerente general de la Beneficencia, Augusto Arce Paredes, asegurara públicamente que “todos los albergues están en buenas condiciones” e incluso invitara a la prensa a verificarlo.

Pero la realidad en el CAR Las Mercedes dista de esa afirmación. Según el informe de la Contraloría, se detectaron dos situaciones adversas que podrían derivar en la contaminación de los alimentos.

La primera está relacionada con la infraestructura de la cocina: pisos rotos, techos impregnados de hollín, paredes sin revestimiento adecuado, puertas sin protección de acero inoxidable, tomacorrientes sucios y luminarias llenas de grasa, una de ellas incluso inoperativa.

Los ambientes destinados a la preparación de alimentos, según la normativa interna de la Sociedad de Beneficencia y las buenas prácticas aprobadas por Resolución Gerencial N.º 041-2023, deben cumplir una serie de condiciones mínimas: pisos y paredes lisos, impermeables y fáciles de limpiar, techos que eviten acumulación de humedad, sistemas de ventilación forzada, iluminación suficiente y equipos en buen estado.

Sin embargo, en este albergue, ubicado en el distrito de Socabaya, se incumple casi todos estos estándares.

Uno de los hallazgos más graves fue el desprendimiento de cerámica en los pisos y mesones, superficies que deberían estar siempre limpias para evitar el contacto cruzado entre alimentos crudos y cocidos.

Las paredes y techos muestran hollín acumulado, signo de años de cocina sin adecuada ventilación. Las puertas no tienen el revestimiento necesario y los tomacorrientes, además de sucios, están en zonas críticas donde podrían entrar en contacto con grasa y vapor, lo que aumenta el riesgo de cortocircuitos o accidentes.

La segunda situación adversa identificada por el informe se refiere al estado de los utensilios de cocina y la gestión de residuos. Se observaron coladores rotos, cucharones guardados en recipientes sin tapa y ollas deterioradas y cubiertas de tizne. Estas condiciones, además de ser antihigiénicas, atentan contra la inocuidad de los alimentos. En paralelo, los tachos para residuos orgánicos —ubicados cerca de la zona de preparación— no contaban con tapa ni rótulos, lo que puede atraer plagas y agravar el riesgo sanitario.

El CAR “Las Mercedes” atiende a una población especialmente vulnerable: personas con enfermedades mentales crónicas, que requieren cuidados especiales y una alimentación adecuada como parte de su proceso de reinserción social.

Según la normativa vigente, la Dirección de Servicios Alimentarios es la encargada de garantizar que cada etapa del proceso —desde la recepción de insumos hasta la distribución— se realice bajo condiciones óptimas de higiene y seguridad.

Sin embargo, los hallazgos de la Contraloría revelan lo contrario. “La ausencia de mantenimiento del área de manipulación y elaboración de alimentos podría generar riesgo de contaminación cruzada y limitar el cumplimiento de buenas prácticas sanitarias”, advierte el documento, que fue notificado al presidente del directorio de la Beneficencia, Marcos Javier Núñez Valencia, el 25 de julio.

También se deja constancia de que estos problemas ya habían sido advertidos en un informe anterior sin que se hayan tomado medidas correctivas.

La reiteración de estas deficiencias demuestra, además de una posible negligencia, una falta de compromiso con la seguridad alimentaria de los albergados.

El informe recomienda al titular de la entidad adoptar de inmediato acciones preventivas y correctivas, y comunicar a la Comisión de Control, en un plazo máximo de cinco días hábiles, las decisiones tomadas al respecto.

La situación es doblemente preocupante si se considera que los alimentos preparados en este centro representan uno de los pilares del tratamiento y rehabilitación de sus beneficiarios.

Las condiciones en las que se cocina pueden determinar no sólo la eficacia de la atención, sino también la salud de las personas a cargo del Estado.

Lo que ocurre en “Las Mercedes” es una advertencia que debería ser tomada en serio. La comida no solo alimenta el cuerpo, también es símbolo de cuidado, respeto y dignidad. Y eso es precisamente lo que está en juego en este caso.

Desde que la Contraloría hizo público el informe, hace más de diez días, nos comunicamos por los canales oficiales de la Beneficencia para pedir la versión de la gerencia sobre los cuestionamientos del órgano de control. Señalaron que lo harían, pero pasado el tiempo, esta nunca llegó.

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