Islay, la puerta de Arequipa al mundo

Por: Daniela Santander R.

La provincia costera arequipeña guarda un legado que une tradiciones.

La provincia de Islay, en la costa sur de Arequipa, es un territorio donde el mar y la campiña se encuentran. Desde sus valles agrícolas hasta sus playas, Islay ha sido históricamente un punto de conexión comercial y cultural. Según el historiador Enrique Chávez Jara, su existencia está marcada por el tránsito de personas y mercancías, primero a través del antiguo puerto de Islay y luego desde Mollendo, su capital y principal centro urbano, considerada la puerta de Arequipa al mundo desde tiempos antiguos.

Mollendo nació oficialmente en 1871, con la llegada del Ferrocarril del Sur, construido por Henry Meiggs, que unió la costa con Arequipa y el altiplano. Fue la respuesta a las limitaciones del puerto de Islay, cuyas aguas poco profundas impedían recibir grandes embarcaciones. Ubicado en un punto estratégico, Mollendo se consolidó como el principal puerto del sur peruano y pronto empezó a ser conocida como la ciudad cosmopolita, por el movimiento constante de personas y mercancías que llegaban de distintas partes del mundo.

Sus primeros pobladores fueron principalmente europeos, franceses, italianos e ingleses; que llegaron atraídos por el auge comercial y las oportunidades del puerto. Este grupo inicial dejó una huella visible en la arquitectura, con casas de influencia europea y edificios portuarios de diseño funcional, así como en la vida social y cultural de la ciudad. Con el paso del tiempo, se sumaron comunidades asiáticas, que también aportaron a la diversidad cultural y económica de Mollendo. Entre 1910 y 1940, vivió su época de oro, recibiendo mercancías y visitantes en un constante intercambio cultural.

El mar y la campiña se encuentran en Islay.

Esta diversidad moldeó al mollendino, un habitante abierto al mundo, trabajador y orgulloso de su tierra. La campiña de Islay, con su producción agrícola, se complementaba con el dinamismo portuario, creando un balance entre lo rural y lo moderno. Festividades, deportes náuticos y expresiones artísticas fortalecieron un sentido de pertenencia que, pese a los cambios, sigue vivo.

Hoy, Mollendo e Islay representan mucho más que un capítulo de la historia marítima arequipeña. Son símbolos de resistencia cultural y memoria colectiva, donde el mar y la tierra siguen marcando el pulso de la vida. Sus calles y malecones guardan el eco de un pasado glorioso y proyectan el orgullo de una provincia que ha sabido mantener su esencia a lo largo del tiempo.

Dejanos un comentario

Your email address will not be published. Required fields are marked with *.