¿Cómo se colocó la cruz del Misti?

ESPECIALES DE AREQUIPA Los arequipeños que yo conocí

Iniciativa de monseñor Manuel Segundo Ballón y Manrique, natural de Tiabaya, fue comunicada al papa León XIII y envió indulgencia plenaria a los participantes. Él asumió el obispado a los 42 años y subió al Misti con 46 años.

Por Carlos Meneses Cornejo

Reuniendo los escritos que dejó monseñor Ballón revelamos a ustedes en este domingo datos sobre la colocación de una gran cruz con la que se bendijo el inicio del nuevo siglo y el rechazo a las corrientes protestantes masónicas y liberales.

Obispo de Arequipa don Manuel Segundo Ballón, nacido en Tiabaya en 1854.

El propio obispo de Arequipa don Manuel Segundo Ballón, nacido en Tiabaya en 1854, tuvo la iniciativa de colocar una gran cruz en el lugar más alto posible y escogió la cumbre del volcán Misti agregando a su deseo una movilización católica de la que participaron más de 15 mil fieles y el concurso de obreros del ferrocarril y de científicos del Observatorio de Harvard que trabajaban en Arequipa para realizar mediciones ambientales y científicas.

Previamente el fraile dominico Humberto Manrique costeó la elaboración de la cruz de rieles que se hizo en la maestranza de los ferrocarriles y para su exhibición pública y veneración se armó en el atrio del Convento de Santo Domingo para luego emprender el viaje desde la Catedral al lugar al que se llevaron las imágenes de casi todas las iglesias de Arequipa como procesión de penitencia.

Desde la Catedral se hizo la procesión hasta la Pampa de Miraflores lugar donde se ofició una misa y se aseguró el cargamento en el lomo de cerca de 30 mulas para iniciar el ascenso que duró 3 días.

El menú que compartió el prelado con los fieles y los obreros del ferrocarril consistió en ajos, limón para el soroche, además de la hoja de coca, mientras que para el alimento se consideró la carne charqui y papas horneadas.

El propio obispo montaba una mula y se cuenta, entre sus parientes, que no bajo de ella hasta que llegó a la cumbre en un improvisado altar rematado por dos inscripciones en placas de bronce, también sufrió los estragos de la altura junto con los 98 fieles acompañantes de la peregrinación, mientras se acercaba más a la cima era visible desde el volcán ver el Illimani, un nevado boliviano, y la anchura del océano Pacífico.

Primera cruz.

El obispo vestía los trajes propios de su investidura, capa pluvial, mitra y báculo y permanente afán de mantener en sus sienes la mitra episcopal.

Una delegación de gendarmes apoyó el desplazamiento, al llegar a la cumbre se dieron vivas a la ciudad por su condición de católica y se pidió a Dios apoyo para el crecimiento de la fe y la devoción al Corazón de Jesús.

Cuando el obispo oficiaba la misa en la cumbre faltó el incienso por olvido del sacristán, pero fue reemplazado por fumarolas que de él volcán emergieron como si el cielo mostrara su contento por lo que sucedía en ese momento.

Ante la admiración de todos, preguntado el obispo sobre este hecho, manifestó que “Cuando Dios toca la tierra, esta se estremece”.

Momento de elevación del Cáliz.

Terminada la misa se tomaron algunas fotografías y monseñor vestido de pontifical, se trasladó delante de la cruz, de cara a la ciudad, bendijo a su amada grey y luego a sus acompañantes. Terminó su actividad escribiendo una extensa carta que selló con su escudo de armas y la introdujo en una botella y fue enterrada al pie de la cruz por un obrero del ferrocarril.

En ella dice lo siguiente: “¡Qué no se pierda, Señor, ninguno de los que me habéis confiado. Qué Nuestro Señor Jesucristo, vuestro Hijo Redentor nuestro, ¡reine siempre en todo el mundo y especialmente en el Perú y en esta Diócesis! ¡Qué se conviertan los impíos y pecadores! ¡Qué los brazos de esta Cruz cubran esta Diócesis y la libren de todo mal! ¡Amén!”

La cruz tiene como elemento fundamental los rieles, las cantoneras y los rayos de platino. El altar era portátil y llevado desde la Recoleta y terminada la ceremonia fue devuelta a su convento. Permanece como se le puso y ha soportado vientos y terremotos.

Todo aquel que decide subir a la cumbre del volcán lee las inmortales palabras que dejó el prelado: “¡VIVA JESUCRISTO DIOS, HOMBRE Y SALVADOR DEL MUNDO! ¡DULCÍSIMO SALVADOR JESÚS, CONSERVA Y AUMENTA TU CARIDAD Y TU FE EN LOS HABITANTES DE AREQUIPA! Puso esta Cruz y celebró la Santa Misa en esta cima el Iltmo. Señor Obispo Monseñor Ballón. 1900-1901”.

Posteriormente unos andinistas, desde luego arequipeños, colocaron desatinadamente usando la cruz como asta una gran bandera de Arequipa que en poco tiempo terminó por destrozarse sin afectar la cruz misma, salvo algunos adornos. Todo lo que aquí se describe está documentado en el testimonio que dejó monseñor Ballón en Ligeros apuntes de la ascensión al Misti, para conocimiento de su familia y su feligresía y ha sido recogida de las siguientes fuentes, “Texao” de Juan Guillermo Carpio, “Arequipeños que hicieron historia” del Dr. Mario Rommel Arce Espinoza, de apuntes personales y agradecemos la colaboración de los familiares del obispo que nos ayudaron a reproducir palabras y acciones del prelado en la persona de Alfonso Suclla Bernal.

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