El canto de las aves ahora alertan la contaminación en la ciudad

Estudio local confirma que en diversas zonas hay contaminantes

Aves tan comunes como el chiguanco y el gorrión de collar rufo, conocido también como tankita, están ingiriendo microplásticos, un contaminante silencioso que amenaza no solo a la biodiversidad, sino también a la salud humana. Un reciente estudio realizado en la Universidad Nacional de San Agustín reveló que estas especies urbanas, presentes en parques y zonas rurales, están acumulando partículas plásticas en su organismo.

La investigación, desarrollada por la estudiante de Biología Karen Ripas desde 2023, analizó el contenido estomacal de 76 aves recolectadas en distintos entornos, urbanos, rurales y silvestres. Los resultados fueron alarmantes ya que en el 100% de las muestras procedentes de la ciudad se hallaron microplásticos, mientras que en las zonas silvestres, donde la influencia humana debería ser menor, el porcentaje alcanzó el 90%.

Los microplásticos son fragmentos menores a cinco milímetros que provienen principalmente de plásticos de un solo uso no desaparecen en el ambiente, solo se degradan y terminan integrándose a la cadena alimenticia. En el caso de las aves, llegan a su organismo a través de semillas e insectos contaminados, lo que convierte a estas especies en indicadores directos de la magnitud de la contaminación.

Víctor Gamarra-Toledo, investigador asociado del Área de Ornitología del Museo de Historia Natural de la UNSA, advierte que este problema trasciende lo ambiental, además de mencionar que probablemente estén presentes en otras especies y por supuesto, también en nosotros.La investigación que aún está en etapa de redacción, marca un punto de alerta sobre una crisis que avanza silenciosa en la ciudad.

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