Palabras que debemos de regalar a los seres queridos y a los enemigos

¿Realmente podemos decir a conciencia que somos seres que hemos evolucionado?

Por: Dr. Juan Manuel Zevallos

Cuando nos sentimos frustrados, rompemos en disgusto no con las aguas del río ni con la almohada en la cual descansa nuestra cabeza en la noche, rompemos en furia con “los que más queremos”.

¿Es justo agredir psicológicamente a nuestra pareja e hijos o padres?

¿Es de seres conscientes e inteligentes golpear y destruir sueños en sus hogares?

¿Es de seres afectuosos y civilizados las actitudes que vemos a diario en los medios de comunicación en donde la violencia familiar crece a raudales?

Hoy en día se estima que la gente que vive en las ciudades agrede más a sus familiares.

Hoy en día, el espejo de la sociedad es la familia destruida por aquellos que debieron de preservarla: la pareja o en su defecto los padres de familia.

Nos hemos vuelto seres agresivos, violentos e intransigentes que dañan a sus hermanos, padres, hijos y pareja.

Una niebla de confusión se ha quedado a vivir en la mente de muchos. Vivimos la era de la miseria emocional, de la castración de afecto.

Cristo nos invitaba a amar a nuestros enemigos, hoy yo te invito a amar a tu hermano, a tu hijo, a tu padre o madre, a amar a plenitud a tu pareja. Protege a los seres que quieres no en base a óbolos económicos sino en base a regalos de afecto, tiempo, diálogo y templanza.

Dejemos de ser miembros ausentes de una familia o padres postales de un núcleo familiar donde el recuerdo de nuestras buenas acciones son vagos recuerdos. Hoy es el momento, es el minuto exacto en el cronómetro de la creación en el cual podemos hacer una vuelta de tuerca para dar amor a todos aquellos que “decimos que amamos”.

Hoy es el día para salir rodeados de nuestros familiares más cercanos por un parque, hoy es el momento exacto para celebrar no con alcohol sino con amor la aventura de esta vida con todos aquellos que nos aprecian, nos valoran y que nos desean lo mejor.

De ahora en adelante propongamos algo importante: No voy a volver a contaminar la vida de mis seres queridos con palabras de oprobio, frases de indignación u oraciones llenas de odio, resentimiento e insatisfacción.

De ahora en adelante me comprometo a apretar fuerte los labios cuando sienta disgusto en mi casa y me comprometo, en segundo lugar, a abrirlos, cuando mi mente en conflicto haya acallado los tambores de guerra y cuando tenga a flor de piel la palabra noble que regale paz.

Hoy me propongo construir desde cero la paz en mi familia y en mi comunidad local. He comprendido de corazón que había actuado de manera descortés con todo aquel que me aprecia y que es bueno conmigo. Me había olvidado que las relaciones interpersonales se cultivan con gestos de afecto y que la vida familiar florece en base a diálogos de comprensión y entendimiento.

Felizmente he visto la luz al final del túnel y he comprendido que mi éxito personal es vacío si he destruido con mi actuar a todo aquel que me ha querido.

La vida es maravillosa, es un jardín de oportunidades, a la vez que es un bosque en donde la madera de los árboles que caen solo sirve para crear regalos de amor destinado a mis amigos y enemigos.

Solo cuando dejamos de dañarnos, cuando valoramos el precio de las personas que nos aman y cuando dejamos de odiar al agresor, solo en ese momento y no antes, podremos tener paz.

La paz que descubre con el paso del tiempo el manto que cubría la felicidad de nuestra vida; aquella paz que genera esperanza por los tiempos venideros y que nos lleva a aceptar todo aquello que nos toca vivir, que nos invita a renunciar a todo aquello que tenemos y que nos da la conciencia para valorar aquello que hoy nos acompaña.

Somos hijos de la paz y dueños de la verdad más grande: el amor y la felicidad.

Aquel que odia, se odia así mismo. Aquel rechaza los demás, pierde la oportunidad de creer en sí mismo. El que margina se autoexcluye del proceso de desarrollo personal. El que agrede se incrusta un cuchillo de venganza en el corazón y el que provoca a los demás se quita la mirada de afecto que le permite día a día llegar a la fuente de la humildad y de la gracia.

La entrega que hagas hoy, por cada uno de aquellos que nos rodean, es una entrega grande por nuestro bienestar, por nuestra salud física y emocional.

Nuestro esfuerzo diario de amor y entrega por nuestro prójimo, familiar o enemigo, genera en nuestra mente gozo, satisfacción y una sensación de gratificación que no puede ser comparada con emoción alguna.

La alegría autentica se halla en la percepción mental de las obras que hemos hecho a favor de otros. La sonrisa plena nace en la comprensión de nuestra vida y a la vez es un regalo que genera mayores sonrisas en el mundo.

El maestro del amor y la vida, nos dio una tarea de desarrollo personal hace veinte siglos atrás. Aquel que cumple con esta, amar a tu hermano y a tu enemigo, logra la satisfacción de aquel que ha aprendido a vivir en jardines y en paramos a la vez.

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