Por Carlos Meneses

La suba del agua resulta necesaria si no queremos sufrir como consecuencia más cortes de aguas a nivel nacional.

Lo que fue una mala noticia para los arequipeños ayer al informarse que se reajustarán las tarifas de agua ahora es un mal nacional, porque todas las empresas que proporcionan este servicio a nivel del país subirán sus precios en el 2026. Es decir que cuando llegue un nuevo gobierno será inevitable un reajuste en los valores que se cobran.

Se calcula que en Lima el reajuste implicará que los usuarios tengan que pagar en total 35 millones de soles mensuales más que lo que ahora cuesta tener agua potable en casa y con frecuentes cortes del servicio y en Arequipa también se producirá esta variación en el precio.

Es que el sistema que se está utilizando es una política que no se puede mantener y tiene que reajustarse si no queremos que los cortes sean más frecuentes.

A la suba del agua hay que agregar que hay nuevas conexiones y no hay soluciones a problemas de abastecimiento que muchas veces se deben a deficiencias empresariales.

Es de esperar que el reajuste del agua no tenga si no la posibilidad de mejorar el abastecimiento y conocido es que, en el caso de Arequipa este requerimiento supondrá millones de soles de inversión.

En Lima la situación es más grave porque los cortes de agua son muy frecuentes y tiene como origen deficiencias en los ingresos que deben ser siempre para mejorar la bondad de este servicio público.

A nadie le gusta un reajuste como el anunciado, pero parece ser inevitable, la propia Sunass ha admitido que hay deficiencia de los servicios y que la medida resulta inevitable a partir del año siguiente.