El ruido en el centro histórico no solo molesta, también enferma
Exigen mayor conciencia para devolver la tranquilidad al Cercado.
Por: Daniela Santander R. Fotos: Jorge Esquivel Z.
En el Cercado de Arequipa, la proliferación de bocinas y equipos de sonido a todo volumen en comercios y vendedores ambulantes genera quejas constantes. Lo que algunos consideran una estrategia comercial, para muchos representa una plaga cotidiana, la contaminación auditiva que afecta la atención, el descanso e incluso el bienestar emocional de mayores, niños y trabajadores.
Para la señora Elvira, quien es propietaria de una farmacia en la calle San Juan de Dios, el ruido es más que una molestia. “No escucho bien a mis clientes y eso significa menos entendimiento. En un lugar así no se puede trabajar”, comenta. Otros vecinos y comerciantes, incluidos restaurantes y oficinas, coinciden en que el bullicio los priva de ofrecer un servicio de calidad y perturba la convivencia urbana. Además de los dolores de cabeza y estrés que esto acarrea.
El doctor José Campo Manrique, especialista otorrinolaringólogo con 10 años de experiencia y desempeñándose también en EsSalud de Tacna y Arequipa, alerta sobre una realidad más grave. “La exposición prolongada a ruidos intensos puede provocar una hipoacusia neurosensorial irreversible. Esa sordera no tiene cura, no hay pastillas ni cirugías que la reviertan; y lo peor es que al inicio no se siente” afirma Campo.
El médico explicó además que cada semana atiende en su consultorio a varios pacientes con problemas auditivos derivados del ruido constante en la ciudad, principalmente trabajadores del comercio y transporte. “Evidentemente, el número de pacientes que están viniendo por problemas auditivos a raíz de la contaminación sonora está aumentando”, advirtió.
Los niños y adultos mayores son los más vulnerables. En los primeros, el ruido excesivo afecta la concentración y el aprendizaje, mientras que en los mayores puede acelerar cuadros de hipertensión, estrés y pérdida prematura de audición. “El problema no solo es hoy, sino a largo plazo, porque estos daños son acumulativos y permanentes”, enfatizó el especialista.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), se considera contaminación acústica cuando el ruido ambiental sobrepasa los 55 decibeles durante el día y los 45 decibeles en horario nocturno en áreas residenciales. Se sabe que en algunos puntos de la ciudad los niveles de contaminación sonora puede llegar a exceder los 100 decibeles.
Las estadísticas refuerzan el reclamo ciudadano. De 72 mediciones realizadas en distintas zonas de Arequipa, el 66.6 % superaba los estándares ambientales permitidos. Esto evidencia que más de la mitad de los sectores evaluados presenta niveles de ruido que ponen en riesgo la salud pública. Además, registros anteriores apuntan que en algunas áreas urbanas el promedio de sonido alcanza los 70 decibeles, niveles que duplican los recomendados para un ambiente saludable.
Ante ello, los comerciantes deben recordar que la búsqueda de clientes no puede hacerse a costa de la salud y tranquilidad de otros negocios y vecinos. Respetar los niveles de sonido permitidos no solo evita sanciones, sino que también demuestra responsabilidad y consideración con la comunidad. Como ciudadanos, todos podemos aportar, desde denunciar excesos hasta promover un entorno más saludable y ordenado, donde el derecho a trabajar y a vivir en paz convivan en armonía.
La ciudad histórica y patrimonial que Arequipa representa solo podrá mantener su equilibrio si prioriza la tranquilidad como parte del desarrollo urbano. Recuperar la tranquilidad y proteger la salud auditiva no es un lujo, es una necesidad urgente.
