El consumo de snacks en Perú alcanzó 161 miles de toneladas

El consumo de snacks en el Perú se ha consolidado en los últimos años como parte de los hábitos de compra cotidianos, mostrando un desempeño en constante expansión. Es por ello que, tras el fuerte impulso en la venta de snacks de 2022; favorecido por la recuperación del consumo luego de la pandemia, las ventas han continuado en aumento.

CON UN GASTO PER CÁPITA DE 53 DÓLARES

En 2024, las ventas alcanzaron los S/ 6 746 millones, y aunque la tasa de crecimiento se redujo al 10 %, el mercado mantuvo un dinamismo sostenido. Este desempeño estuvo influenciado no solo por la mayor accesibilidad de precios, sino también por las nuevas tendencias de consumo que han llevado a los jóvenes a convertirse en un público clave. La publicidad de los snacks se ha orientado a este segmento, vinculado a estilos de vida urbanos y al entretenimiento digital, especialmente entre quienes dedican gran parte de su tiempo a los videojuegos, lo que refuerza la compra por impulso y el consumo frecuente.

En aquel mismo año, la estructura del mercado mostró un claro predominio de la confitería, que representó el 36 % de las ventas, seguida de los snacks salados con 26 %, las galletas con 22 % y los helados con el 16 %. Esta composición evidencia la relevancia de los productos tradicionales en los hábitos de compra de snacks.

Para 2025, se proyecta que el mercado alcance los S/ 7 276 millones, impulsado por un mayor volumen de consumo gracias a la estabilidad de precios. Asimismo, dentro de las categorías; los helados y snacks salados mostrarán el mejor desempeño, mientras que la confitería, pese a su liderazgo en 2024, crecerá de manera más limitada debido a la preferencia por alternativas más saludables.

El dinamismo se ve reforzado por las estrategias de las principales empresas, que expanden su presencia en supermercados de menor escala y potencian campañas en redes sociales para estimular la demanda. A ello se suma la creciente presencia de importaciones de chocolates, chicles y snacks especiales, sin gluten, sin lactosa o bajos en azúcar, que responden a un consumidor más preocupado por la salud.

Por otro lado, a diferencia de las ventas, el consumo en volumen muestra que la demanda de snacks no solo responde a factores coyunturales sino también a cambios más profundos en los hábitos de los consumidores. En 2022, hubo un fuerte impulso por la recuperación pospandemia, pero en 2023, pese al aumento de 13 % en las ventas, el volumen cayó 1 %, lo que podría estar relacionado con el alza de precios.

En 2024, se evidenció una recuperación tanto en ventas como en volumen, y para 2025 se proyecta que esta tendencia se mantenga gracias a una moderación en los precios y a las estrategias empresariales orientadas a incentivar el consumo frecuente. En este escenario, la innovación cumple un papel esencial, ya que las marcas vienen diversificando sus propuestas en dos frentes. Por un lado, se amplían los sabores, presentaciones y envases que buscan generar experiencias distintas en chocolates, confitería, galletas dulces y snacks salados. Por otro lado, gana terreno la preferencia por opciones más saludables, con productos bajos en azúcar, sin gluten o reducidos en grasas y sal, especialmente valorados por quienes priorizan el bienestar o tienen restricciones dietéticas.

Asimismo, el precio sigue siendo un factor decisivo. Mientras los snacks en porciones pequeñas se mantienen accesibles, aquellos con características especiales o de origen importado suelen ser más costosos, lo que limita su alcance. Para contrarrestar este efecto, las empresas han apostado por promociones y descuentos que dinamizan la rotación y refuerzan la competitividad en el mercado.

Por otro lado, al analizar el gasto per cápita en snacks dentro de la Alianza del Pacífico, se evidencia una marcada diferencia entre los países; donde Chile alcanzó los 173 dólares en 2024 y proyectando 179 en 2025. México también muestra un consumo sólido, con 151 dólares en 2024 y una ligera disminución de 8 dólares para 2025, influenciado por la desaceleración económica y la presión inflacionaria que ha encarecido alimentos procesados. En contraste, Colombia y Perú perciben niveles más bajos. En el caso peruano, el gasto se proyecta en 57 dólares en 2025, reflejando un crecimiento constante asociado a la mayor disponibilidad de marcas económicas, el avance del canal moderno y las tendencias juveniles vinculadas al entretenimiento digital, que han impulsado la demanda de snacks como complemento del estilo de vida urbano.

En conclusión, el análisis comparado evidencia que Perú, pese a mostrar un ligero incremento proyectado en su gasto per cápita en snacks hacia 2025, todavía mantiene una distancia marcada frente a los países de la Alianza del Pacífico. Esta diferencia no solo refleja brechas en consumo, sino también retos en cuanto a diversificación de la oferta y penetración del mercado moderno. De este modo, los datos permiten concluir que el consumo en Perú avanza, pero aún enfrenta limitaciones estructurales que condicionan su capacidad de alcanzar el dinamismo observado en Chile o México.

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