Por Nitza Huaco Mendoza

Durante años, las pequeñas y medianas empresas (pymes) fueron vistas como el primer paso de un emprendedor en busca de estabilidad. Hoy, ese paradigma ha cambiado. Las pymes se están consolidando como verdaderos espacios de liderazgo, innovación y transformación económica. Son empresas que ya no solo “emprenden”, sino que lideran desde la acción, la resiliencia y el propósito.

En el Perú, más del 95 % de las unidades productivas son pymes y generan alrededor del 80 % del empleo nacional. Sin embargo, solo el 35 % de ellas opera formalmente, según datos del Ministerio de la Producción. Esta brecha refleja una realidad urgente: el liderazgo empresarial requiere también dar el paso hacia la formalización como base de crecimiento y sostenibilidad.

La diferencia entre una pyme que sobrevive y una que trasciende radica en su visión de liderazgo. Los nuevos empresarios comprenden que liderar significa adaptarse, incorporar tecnología, invertir en capacitación y generar valor más allá del beneficio individual.

Las pymes están transformando el rostro de la economía al integrar liderazgo consciente, enfoque humano y estrategias de innovación que fortalecen su permanencia en el mercado. Aquellas que apuestan por la formalización, la digitalización y la gestión estratégica logran una ventaja competitiva decisiva.

Según el Ministerio de la Producción, solo un 15 % de pymes peruanas sobrevive más de cinco años, pero las que se formalizan y profesionalizan triplican su probabilidad de éxito.

El liderazgo empresarial ya no se mide por el tamaño de la compañía, sino por su impacto. Las pymes que lideran con propósito, ética y visión sostenible están redefiniendo el verdadero significado del éxito empresarial en el Perú. Porque el futuro no pertenece a quienes más tienen, sino a quienes mejor lideran. Vamos por más.