«No reelegir a quien trabajó mal»
Por: Danna Felipe B.
SEGÚN CARLOS TIMANÁ:
Que un gobernador o alcalde renuncie al cargo por candidatear solo trae retrasos.
Hoy 13 de octubre vence el plazo para que los altos funcionarios que decidan postular en las Elecciones Generales 2026 renuncien al cargo que la gente les confió. Se sabe que un grupo lo hará y no terminará su primer encargo. Eso, para el destacado politólogo Carlos Timaná Kure, solo trae retrasos.
Todo empieza de cero. Quien asuma el cargo consumirá el tiempo restante aprendiendo. Posteriormente quien después ingrese por elección también pasará su primer año aprendiendo. Dos años sin casi nada de desarrollo para la población. Y no faltará la autoridad que dé más de una excusa por los pocos logros. Entonces, no se debe reelegir a quien no trabajó bien en su gestión inicial.
¿Cómo es el periodo de mandato para los gobernantes y alcaldes? Timaná Kure explica que los cuatro años de mandato se dividen en un primero de aprendizaje. En el segundo se espera que haga algo más, en el tercero también, para que finalmente cierre el cuarto con buenos resultados. Sin embargo, al renunciar se desentiende del año más importante de su periodo. Para nuestro entrevistado, es un gran problema porque todo comienza de cero. Es un año muerto y el siguiente también.
“No estamos hablando de lo normal, que ya es un año de aprendizaje, sino que serían dos, porque al accesitario le toca aprender y viene también con su gente. Entonces, muchos de los acuerdos que se habían logrado se pueden caer y luego viene otro año donde la nueva autoridad elegida va a tener que aprender también. El gran problema es que, al final, todas las ejecuciones se ven comprometidas y, sobre todo en el último año, donde se espera que se inaugure todo y salga bien del cargo. Todo eso hace que la inversión pública decaiga”, puntualizó el analista.
Asimismo, no faltará la autoridad renunciante que se victimice. Tenía muchas buenas intenciones, pero no había presupuesto. Una excusa tras otra para cubrir su incapacidad para hacer gestión.
“Si yo me victimizo para no hacerme responsable de las cosas, lastimosamente funciona en la opinión pública. También es un deporte nacional, desde Dina hasta el alcalde más chiquito van a decir ‘yo tenía muy buenas intenciones, pero no me hago responsable de los malos resultados’, y es donde la gente debería ser mucho más exigente y decir ‘no, tú tenías que responder por esto y, si no respondiste, lo hiciste mal y no te voy a reelegir por eso’. Pero, lastimosamente, en la cultura la victimización nos pasa una factura terrible en términos de resultados”, aseveró.
Los gobernantes y alcaldes que decidan no terminar el trabajo que se les confió deben presentar su renuncia ante el Consejo Regional y el Consejo Municipal, respectivamente, además, remitir el cargo de la renuncia al Jurado Nacional de Elecciones hasta el 20 de octubre.
Si bien los consejos pueden no aprobar la renuncia, esto muy rara vez pasa. “En el caso de las municipalidades sería muy raro porque llegan con mayoría los alcaldes. Entonces, es muy fácil que se las den. Y en el caso de los gobiernos regionales sería muy raro también. Es más, un tema de formalidad. Generalmente se crean coaliciones de gobierno”. Además, quien asume el cargo es normalmente de la misma línea que la autoridad renunciante. Entonces, no es que sales completamente. No son pocas las veces en que esa posición ha sido aprovechada para hacer campaña.
“Está el tema en que postulas y efectivamente se queda tu gente y puedes mover influencias. Es un problema para la transparencia de las elecciones. Puedes acceder a fondos del Estado para hacer tu campaña. Sobre todo en las reelecciones, es mucho más nítido ver ese tipo de manejo. En alguna medida, lo que se busca es tener ahí un trampolín que luego te sirva como capital político para poder aspirar a un cargo más grande y mejor remunerado”, dilucidó Timaná Kure.
Igualmente, el politólogo expuso un problema creciente y complejo. En primer lugar, más personas creen que no se necesita formación para poder llegar a un cargo político, que el camino no es difícil. “En el Estado se ve como una especie de bolsa de empleo, donde yo accedo como un derecho laboral, pero nadie me va a pedir cuenta de mis capacidades, de los resultados de mi gestión”. Personas a quienes se les hace valer su experiencia de congresistas para ser técnicos del Ministerio de Economía y Finanzas. “Cualquier persona sin ninguna formación mínima está accediendo a un montón de cargos importantes”, lamentó. Entonces, de mala manera, se dispara el número de personas que decide candidatear.
En los últimos años, la meritocracia se ha ido perdiendo, tomar en cuenta los esfuerzos, logros y talento de las personas aspirantes a un cargo público. Es verdad que una parte de estos puestos no depende directamente de la gente, pero sí la más importante. Los gobernantes los elegimos nosotros. Debemos practicar la meritocracia. El país necesita autoridades preparadas, no que caigan bien.
Y en segundo lugar, la política del Perú puede estar mal, pero el país no. Somos un país rico en todo sentido de la palabra. Sin embargo, nos han hecho creer que no. Lo cierto es que su gente lo sostiene. Una voluntad inquebrantable de salir adelante siempre nos ha caracterizado. Si se ha tenido siete presidentes en menos de 10 años y el país no se ha venido abajo, es gracias a la gente. Debe darse cuenta de que su inquebrantable voluntad está siendo utilizada por la mala política para actuar a sus anchas. Un presidente tras otro, renuncias masivas, y no hay gran preocupación de afectación a costa nuestra. Toman malas decisiones y la gente sobrelleva las consecuencias. Eso ya no se puede permitir.
Por eso, elijamos bien y quien no ha cumplido no debe ser reelegido.
