Así fue la visita del Rey Felipe VI en Arequipa

Cuándo llegó, a dónde fue y qué almorzó el monarca en nuestra ciudad.

Por Danna Felipe B.

Su Majestad el Rey Felipe VI bajó de su avión cuando en Arequipa aún hacía sol. Hace 15 años que no visitaba nuestra tierra. En noviembre de 2010, el entonces Príncipe de Asturias arribó por primera vez junto a su esposa Letizia para la inauguración del Tambo La Cabezona. En esta oportunidad, la Ciudad Blanca lo recibió sin ella. El motivo fue la sesión solemne del X Congreso de la Lengua Española. Asumió su compromiso y partió.

La tarde del martes 14 de octubre, el avión del Reino de España tomó tierra arequipeña. De este descendió el Rey, vestido con un traje oscuro de rayas verticales, una camisa rosa claro y corbata a juego. Fue recibido con honores de Estado en el Aeropuerto Internacional Alfredo Rodríguez Ballón. Integrantes de las Fuerzas Armadas le mostraron su respeto. Del mismo modo, autoridades nacionales, gobernador y alcalde de Arequipa estrecharon con nervios la mano del líder mundial.

Luego, Felipe VI subió a un auto oscuro y lunas polarizadas con dirección al Centro Histórico de Arequipa. Se hospedó en el hotel Palla, ubicado muy cerca al río Chili.

Esa noche, bien protegido por la Policía, llegó en un auto con dos pequeñas banderas adelante, a la derecha Perú y a la izquierda España, hasta la casa donde nació nuestro Premio Nobel de Literatura, en la avenida Parra. Recordemos que Mario Vargas Llosa es un nombre de peso en Perú, seguido de España. El novelista arequipeño ostentó la nacionalidad española por más de 30 años.

Durante su estadía, el monarca recorrió la vida y obra del escritor eminente, acompañado por parte de la familia Vargas Llosa, acabando el 15 de octubre en el hotel Palla.

La mañana del día siguiente, el rey se alistó para participar de la sesión solemne del X Congreso de la Lengua Española. En principio, trascendió que Su Majestad caminaría un buen trecho por nuestro Centro Histórico. Lamentablemente, no fue así. Un vehículo lo recogía y dejaba en todo momento. Desde el asiento posterior saludo a más de un arequipeño.

Antes de las 10 a. m. llegó al Teatro Municipal, en la calle Mercaderes. Nuevos y repetidos apretones de mano hubo antes de ingresar. Asimismo, el alcalde Víctor Hugo Rivera, visiblemente feliz, le entregó a Felipe VI la llave de la ciudad para posteriormente invitarlo a sentarse en una silla de madera labrada y escribir a puño y letra en el Libro de Oro de Visitantes Ilustres. El mensaje plasmado del rey fue de agradecimiento y homenaje al grande de las letras arequipeño.

Quienes también se mostraron complacidos por la visita fueron los regidores de la Municipalidad. Se notó que oficialistas y opositores se tomaron el tiempo para elegir sus prendas para la ocasión. De parte del gobernador hubo más sobriedad.

Después que el rey ingresó al teatro como tal, en medio de aplausos, la solemne sesión de inauguración inició minutos antes de la hora programada. Un profesional tras otro subió al escenario para hablarnos de la importancia de la lengua española y homenajear a Vargas Llosa. Finalmente, fue el turno de Felipe VI. Pronunció un discurso preparado por unos 15 minutos, el cual incluía un mensaje de paz mundial y, por supuesto, mencionaba la grandeza del escritor eminente.

La actividad terminó temprano, el rey salió por la puerta de la calle Rivero. Abordó un vehículo con dirección al Monasterio de Santa Catalina. En este lugar patrimonial almorzó junto a otros invitados seleccionados. El menú incluyó bocaditos: brusquetas de trucha con palta, pollito novoandino con salsa de maracuyá, escribano arequipeño, solteritos de queso con quinua de colores, vol au vent a la florentina. El plato de fondo fue filete de corvina en salsa picante de camarones de río de Tambo, acompañado de papas andinas al perejil y espárragos grillados. Y el postre: queso helado arequipeño acompañado de compota de papaya arequipeña y galleta crocante de canela.

Alrededor de las 16 horas, ingresó nuevamente al Teatro Municipal. Esta segunda actividad se adelantó más que la anterior. El homenaje a nuestro Premio Nobel de Literatura comenzó con su sonrisa de fondo. Los expositores invitados hablaron sobre sus experiencias particulares leyendo y conviviendo con Vargas Llosa.

En esta oportunidad, el rey solo escuchó. Terminadas las exposiciones, Su Majestad se levantó, interactuó brevemente con los presentes, aceptó tomarse algunas fotos y salió otra vez por la puerta de Rivero. Su visita acabó. Se dirigió al aeropuerto arequipeño y se despidió en medio de honores.

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