Gobierno de puertas abiertas fortalece la democracia
Por: Carlos Meneses
El Perú necesita un liderazgo que combine convicción y consenso. En esa tarea, un gobierno de puertas abiertas puede marcar la diferencia. La política debe volver a ser un espacio de encuentro y no de confrontación. Solo así la confianza ciudadana, tan deteriorada en los últimos años, podrá comenzar a recuperarse. Y solo así la democracia peruana podrá respirar nuevamente con esperanza.
En tiempos de desconfianza y crispación política, la afirmación del presidente José Jerí de que su gestión será un “gobierno dialogante y de puertas abiertas” representa un mensaje necesario para el país. La apertura al diálogo no debe entenderse como debilidad, sino como una expresión de madurez democrática. Un gobierno que escucha, conversa y busca consensos es un gobierno que apuesta por la estabilidad y la reconciliación nacional.
El respaldo del mandatario a la Policía Nacional del Perú (PNP) también se inscribe en esa línea. La seguridad es hoy una de las mayores preocupaciones ciudadanas y fortalecer la institucionalidad policial resulta clave para recuperar la confianza pública. Pero Jerí fue claro al señalar que no basta con declaraciones de apoyo: se requieren presupuestos, herramientas y decisiones firmes. La PNP necesita no solo reconocimiento, sino recursos para cumplir su misión con eficacia y respeto por los derechos humanos.
Un gobierno de puertas abiertas no significa un gobierno sin rumbo. Significa ejercer autoridad con empatía, liderar con transparencia y permitir que la crítica se transforme en propuesta. La historia reciente del país ha demostrado que la soberbia política y el aislamiento del poder solo conducen al enfrentamiento y al deterioro de las instituciones. Hoy el reto es otro: reconstruir puentes entre el Estado y la ciudadanía, entre las regiones y el centro, entre las autoridades y quienes esperan resultados.
El diálogo no reemplaza las decisiones; las fortalece. Cuando el presidente Jerí afirma que su gobierno sabrá “tomar decisiones cuando sea necesario”, está trazando una línea clara entre escuchar y actuar. Esa es la esencia de una gestión democrática moderna: apertura con firmeza, escucha con autoridad.
