Pacientes expuestos a alto riesgo por carencias en Honorio Delgado
Por Jorge Turpo R.
Informe de control revela que las torres laparoscópicas están inoperativas, los ascensores colapsados y hay desabastecimiento de medicamentos en áreas críticas.
CONTRALORÍA HIZO PREOCUPANTES HALLAZGOS
La Contraloría General dejó al descubierto falencias que no son detalles técnicos. Son fallas que ponen en riesgo directo la vida de pacientes y la seguridad del personal del Hospital Regional Honorio Delgado Espinoza.
En dos visitas de control realizadas entre el 13 y el 14 de octubre, el órgano de control documentó la inoperatividad de equipos clave en el quirófano, la paralización de ascensores esenciales para el traslado de camillas y un desabastecimiento generalizado de medicamentos. Tres frentes que, en conjunto, degradan la capacidad de respuesta de uno de los centros de referencia de Arequipa.
En el área quirúrgica la radiografía es clara y alarmante, de seis torres laparoscópicas existentes, sólo una se encuentra plenamente operativa, las demás están inoperativas o funcionando de forma precaria mediante “acoples” improvisados entre componentes de distintas marcas.
Entre los equipos sin código patrimonial figuran tres donados por la minera Cerro Verde. Al no contar con identificación formal, no pueden integrarse a los programas de mantenimiento ni recibir repuestos ni reparaciones planificadas.
Uno de los equipos Karl Storz lleva inoperativo desde octubre de 2024. La consecuencia concreta de ese panorama no es teórica, la falta de equipos laparoscópicos obliga a suspender cirugías mínimamente invasivas, a recurrir a procedimientos abiertos más riesgosos o a demorar intervenciones urgentes.
Todo ello con un costo directo sobre el dolor, la estancia hospitalaria y las posibilidades de una recuperación sin complicaciones.
La cirugía laparoscópica no es un lujo tecnológico. En muchas operaciones evita infecciones, reduce pérdidas sanguíneas y acorta la estancia hospitalaria.
Cuando esos instrumentos fallan, el riesgo se traslada al quirófano con la mayor exposición a infecciones, cirugías más largas, dependencia de mayor anestesia y, en casos de emergencia, decisiones de improvisación que multiplican el peligro para el paciente y la carga laboral del equipo médico.
La Contraloría señala además que algunos equipos pueden usarse solo parcialmente lo que limita el tipo de intervenciones y aumenta la posibilidad de conversiones a cirugía abierta.
ASCENSORES MALOGRADOS
Al mismo tiempo, el hospital opera con dos de cuatro ascensores camilla fuera de servicio. Fallas que, según el propio personal de mantenimiento, datan de 2017–2018.
En una estructura hospitalaria vertical como la del Honorio Delgado, esos ascensores no son un confort sino una necesidad para trasladar pacientes críticos, equipos y material estéril entre pisos.
La inoperatividad reduce la capacidad para evacuar o movilizar pacientes en emergencias, complica el acceso oportuno a la UCI y obliga a compartir las cabinas operativas con residuos, alimentos y carros de aseo, con el consiguiente riesgo de contaminación cruzada. La central de esterilización, ubicada en el sótano, requiere una conexión directa y segregada para material limpio y contaminado; la falta de ascensores adecuados impide cumplir esa norma técnica y eleva el peligro de infecciones nosocomiales tanto para usuarios como para trabajadores.

SIN MEDICINAS
Si a lo anterior se suma la crítica situación en farmacia, el cuadro se vuelve más grave. Al 13 de octubre de 2025, la Contraloría registró veinticuatro medicamentos con stock cero y cuarenta en “substock” (menos de un mes disponible).
Entre los faltantes figuran insumos vitales: morfina (analgésico para dolor intenso), dopamina (vasopresor para soporte hemodinámico), lactato Ringer (solución para reanimación), claritromicina (antibiótico pediátrico) y carbacol oftálmico (usado en cirugías oftalmológicas).
En la lista de substock aparecen fármacos críticos para anestesia y UCI como propofol, midazolam, fentanilo y antibióticos de amplio uso. Su insuficiencia obliga a postergar, modificar o realizar tratamientos con alternativas menos seguras.
El efecto combinado es una trampa para la atención. Las cirugías se hacen más riesgosas por falta de tecnología adecuada; traslados lentos e inseguros por faltas de ascensores; y tratamientos comprometidos por carencia de medicamentos.
Es una cadena de vulnerabilidades con víctimas previsibles. Pacientes que esperan una operación sin garantías y personal médico que debe improvisar bajo presión.
La gravedad es evidente y exige una reacción proporcional en la reparación y codificación urgente de equipos donados para integrarlos al ciclo de mantenimiento; intervención inmediata de los ascensores camilla o medidas provisionales que aseguren traslados seguros; y un plan de abastecimiento que priorice medicamentos críticos para quirófano, UCI y emergencias.
Sin esas medidas, el Honorio Delgado seguirá funcionando con riesgos que la Contraloría ha documentado y que la sociedad, pacientes, familias y trabajadores, no puede permitir.
La pregunta que queda flotando en el hospital y en la región es simple: ¿quién responderá para convertir la advertencia en acción y evitar que la próxima emergencia muestre lo que los informes ya advirtieron?.
