Las demoras invisibles de obras públicas en Arequipa
PERÚ COMPETITIVIDAD

Arequipa cerró el tercer trimestre de 2025 con 2 621 proyectos de inversión activos, un aumento de 4 % respecto al año anterior. Sin embargo, los indicadores de ejecución física revelan una realidad más compleja. Un 28 % de los proyectos (734) presenta variaciones en el costo respecto a la viabilidad, con un incremento promedio de 124 %. Además, cerca del 20 % de los proyectos (523) registra retrasos en la finalización, con una demora promedio de 891 días. A ello se suma un 37 % de incumplimiento en el registro de información sobre avance físico (627 de 1 712 proyectos obligados a reportar), lo que significa que más de un tercio de las obras no informan su progreso. En conjunto, el volumen de proyectos aumentó, pero su capacidad para transformarse en resultados concretos sigue estancada.
Si bien los tres indicadores —variación de costo, retraso e incumplimiento— reflejan distintas dimensiones del desempeño, el tiempo de ejecución refleja, quizá mejor que ningún otro indicador, las consecuencias de los problemas de gestión. Las demoras no solo encarecen los proyectos, sino que prolongan el tiempo que la población debe esperar para acceder a los servicios.
El análisis por nivel de gobierno permite dimensionar el alcance del problema. En Arequipa, los tres niveles de gobierno presentan 532 proyectos con retraso con un promedio de 891 días. El Gobierno Nacional, con apenas 2 proyectos retrasados, acumula una demora promedio de 1 019 días. En el Gobierno Regional de Arequipa, los 14 proyectos con retraso registran 1 923 días en promedio, mientras que los 507 proyectos locales alcanzan 381 días. Aunque los valores varían, el patrón es común: ningún nivel de gobierno logra ejecutar sus proyectos dentro de los plazos previstos.
No obstante, se debe precisar que estos retrasos se estiman a partir de la información del Sistema de Seguimiento de Inversiones que muestra los plazos oficiales de las obras, pero estos suelen modificarse a lo largo del camino. En muchos casos, la fecha de término cambia varias veces y el resultado final parece menos grave de lo que realmente es. Un ejemplo claro es el proyecto “Ampliación de la capacidad de albergue y construcción de áreas complementarias en el Complejo Penitenciario de Arequipa”: tras cuatro años de paralización, su nueva fecha de culminación figura para el 30 de junio de 2029, aunque originalmente debía finalizar el 15 de noviembre de 2022. Casos como este muestran que, probablemente, se subestima la magnitud real del problema: cada reprogramación posterga la entrega.
Utilizando los registros de la Contraloría General de la República y tomando como referencia la última fecha programada de finalización de obra asociada a cada proyecto de inversión, se observa que 1 001 de los 2 621 proyectos activos en Arequipa presentan retrasos con un promedio de 1 370 días, es decir, casi el doble de lo reportado oficialmente. En algunos casos, las obras vinculadas ya han concluido, pero los proyectos aún no se cierran y mantienen presupuesto vigente, lo que retrasa el inicio de operaciones y la puesta en marcha de los servicios previstos. En promedio, cada uno de estos proyectos ha sido reprogramado dos veces, reflejando la frecuencia con que los plazos se ajustan durante la ejecución.
En conclusión, los datos revelan una situación aún más grave en la ejecución de los proyectos. En Arequipa, los proyectos se incrementan, pero el tiempo real de la ejecución cuenta una historia distinta: una historia en la que los plazos se alargan y el impacto esperado llega mucho después de lo prometido.
