Del arte como catarsis
Por Ramiro Pareja
Llegar a ser artista no es resultado de una casualidad, es el producto de una voluntad y entrega a esa llamada que se denomina vocación. Cualquiera que tenga afición y disciplina puede hacer música, pintura, escribir, etc. Hacer lo que venga en gana finalmente, e incluso parecer artista; pero llegar a serlo no es solo cuestión de poseer condiciones, o con disciplina conseguir unos resultados y concitar la atención de personas interesadas en lo que hacemos.
Ser artista no consiste solo en poseer virtuosismo, ser hábil, productivo y dominar el medio; sin ubicarse en el mundo de los sentidos y cultivar la sensibilidad, buceando, rastreando entre la obra de quienes lo han superado todo y han trascendido, porque han vivido con intensidad, atención y esmerándose en relacionar los tiempos, las circunstancias, el pensamiento y las concepciones propias de cada tiempo y lugar, sean cuales sean las latitudes o longitudes, también las diferentes visiones del mundo.
Es decir, vivir y desarrollar capacidad de dar respuesta con originalidad no impostada sino resultado un yo que surja espontáneamente, después de cumplir con lo que el mundo que nos ha tocado vivir nos invita a ser, parte de una transformación que nadie podrá dictar.
Cada momento, cada época (cada movimiento), cada obra, tienen unas reglas distintas y exigen un tratamiento acorde. Parafraseando a Borges “La novedad está en lo antiguo, en la tradición. Lo nuevo es lo antiguo, que se ha olvidado”
Artísticamente he tenido que buscar el desarraigo y como dice Javier Cercas (escritor): Es preciso ser un desarraigado. Perder mi lugar en el mundo; porque pertenezco al mundo. Y como soy un desarraigado, soy un artista.
Ya de Walter Benjamín hemos heredado su idea de localizar en la modernidad la llamada del consumismo suponiendo que mejora la calidad de nuestras vidas. Se exalta el producto de consumo asociada al prestigio personal.
Ahora se pueden observar actitudes, afanes, entre jóvenes artistas cuya obra va desesperadamente detrás de un fin puntual: Éxito y dinero. Obtener prestigio personal realizando la obra con un fin: ser producto de consumo.
Todo lo antes mencionado es el resultado de esa Posmodernidad que cuestiona la legitimidad de la Modernidad en la pintura, por su cambio de apariencia y una banalidad que ha abierto puertas a los resultados, dando paso a una serie de especialistas que se dedican a pontificar sobre el deber ser, instalados como jueces infalibles con posturas autoritarias. Usan como argumento las tecnologías punta a su servicio.
El arte es nuestra memoria, esperanza, admiración, sorpresa, dolor y alegría. El espacio para considerar lo trascendente y avanzar. No creo que sea un espacio para desarrollar discursos vacuos y crear falacias, sin el valor de verdad que da lo milenario renovándose periódicamente bajo una coherencia de una relación comprobada y lógica. Catarsis viene del griego y su significado estricto es: Purificación, purga o limpieza de emociones a través del arte, también puede ser un estado emocional extremo que tenga como resultado una renovación, restauración, liberación o transformación espiritual. también se la usa para referirse a los efectos de la tragedia (teatro clásico) que produce en el espectador una purificación del cuerpo y del alma.
(Tomado con permiso de la página FB del autor)
