Por: Daniela Santander R.

Muchos tratamientos sin evidencia arriesgan la salud física y emocional de los menores.

El autismo es una forma distinta de ver y sentir el mundo, pero cuando se rodea de desinformación puede convertirse también en un riesgo para la salud. En los últimos años, han proliferado publicaciones y anuncios que prometen curas milagrosas para el trastorno del espectro autista (TEA), desde tratamientos invasivos hasta terapias sin sustento científico. Sin embargo, los especialistas insisten en que ninguna de estas prácticas puede reemplazar la atención médica y emocional que realmente necesitan los niños.

Edson Pacheco Zuel, psiquiatra especializado en niños y adolescentes, con estudios en el Instituto Nacional de Salud Mental y experiencia en el Complejo Hospitalario Moisés Heresi Fargawi, explica que el TEA es un trastorno del neurodesarrollo que se manifiesta desde los primeros años de vida y afecta la comunicación, la interacción social y el comportamiento. “Existe mucha promoción de tratamientos e intervenciones, pero hasta ahora, lamentablemente, no hay alguna que sea milagrosa para curar algunos de los problemas que con más prevalencia se asocian al trastorno del espectro autista; de todas maneras, el TEA, como condición, no se cura, lo que se busca tratar son las comorbilidades ”, agrega.

Según la Organización Mundial de la Salud, uno de cada 127 niños forma parte del espectro, una cifra que demuestra la importancia de abordar este tema con información y sensibilidad.

Pacheco advierte que muchos tratamientos falsos o sin evidencia pueden poner en riesgo la salud física y emocional de los menores. “Si nos ponemos en los zapatos de las familias que buscan que sus hijos tengan el mejor futuro y la mayor calidad de vida posible, las intervenciones y los tratamientos actuales pueden ser útiles, pero no son “milagrosos” y suelen tomar mucho tiempo en notarse las mejorías.”, afirma. Desde su experiencia, los tratamientos efectivos son aquellos que priorizan la estimulación adecuada, la terapia familiar y el fortalecimiento emocional del niño. “La terapia no es solo técnica, también es afecto, paciencia y confianza”, resalta.

La presidenta de la ONG Autismo Arequipa, Rosa Elena Vázquez, explicó que cada año su organización acompaña a más de 600 familias que buscan orientación después del diagnóstico. Para Vázquez, el verdadero trabajo está en el acompañamiento constante “Lo importante es que las familias se informen bien, se apoyen en especialistas y sobre todo acompañen con amor. No hay cura total, pero sí progreso cuando hay comprensión y paciencia” comenta.

El bienestar del niño autista se construye desde lo cotidiano, en el hogar, en la escuela y en cada espacio donde se le permita desarrollarse sin miedo. Las terapias basadas en evidencia (como las de lenguaje, ocupacional o cognitivo-conductual) deben complementarse con entornos seguros y afectivos, donde los logros, por pequeños que sean, sean celebrados.

“Yo sé que el presente puede ser muy difícil, cada niño es un universo distinto, puede haber muchas dificultades, puede no haber recursos suficientes y da mucho miedo pensar en el futuro. Sí es importante que no se sientan solos, es bueno poder establecer contactos y tener una red de apoyo, es importante que la familia apoye. No teman usar los servicios de salud, aunque debo reconocer que no suele ser fácil”, enfatiza Pacheco.

El desafío no solo está en combatir los mitos, sino en promover una cultura de salud integral y empatía. La información confiable, el acompañamiento familiar y la orientación profesional son las verdaderas herramientas para que los niños con autismo crezcan física y emocionalmente sanos. El amor no cura el autismo, pero lo cambia todo. Porque cuando un niño se siente comprendido, encuentra su manera de brillar.