Segunda región sostenible del país, pero con retos en agua y minería ilegal
Por Rocío Velazco C.
IPE revela que la región mantiene liderazgo ambiental por su aire limpio y uso de energías limpias, aunque retrocede en acceso a agua segura y enfrenta el alza de delitos por minería informal.
AREQUIPA CON MENOR CONTAMINACIÓN DEL AIRE
Arequipa reafirma su condición de región líder en sostenibilidad ambiental, según el Índice Regional de Sostenibilidad Ambiental (IRESA) 2025, elaborado por el Instituto Peruano de Economía (IPE). El informe ubica a la región en el segundo lugar a nivel nacional, con 8.08 puntos, solo detrás de Tacna (8.4) y por delante de Lima Metropolitana y Callao (8.05). El resultado confirma la posición destacada de Arequipa entre las regiones que más han avanzado en gestión ambiental y calidad de vida.
La primera edición del IRESA mide el desempeño ambiental de las 25 regiones del país en 14 indicadores, agrupados en dos pilares: Calidad Ambiental y Gobernanza ambiental y gestión de riesgos. Los resultados permiten comparar avances desde 2018 y, según el IPE, demuestran que las regiones con mejores prácticas ambientales también son las más competitivas y con mayores niveles de ingreso.
AIRE LIMPIO, ENERGÍA LIMPIA
Arequipa mantiene la menor contaminación del aire del país, con un promedio anual de 13.8 microgramos de PM2.5 por metro cúbico, casi la mitad del estándar nacional (24.2). Este logro, según el IPE, refleja los esfuerzos de la ciudad en movilidad más eficiente, control de emisiones industriales y fiscalización ambiental.
Además, el 97 % de los hogares utiliza energías limpias (gas natural, electricidad o GLP) para cocinar, ubicando a la región en el segundo lugar nacional en este indicador. También se mantiene entre las mejores en disposición adecuada de residuos sólidos, con el 87 % de su población atendida por municipios que disponen sus desechos en rellenos sanitarios o mediante programas de reciclaje.
RETROCESO EN AGUA SEGURA
Pese a sus logros, Arequipa descendió del primer al quinto lugar en acceso a agua segura, al pasar de 70.4 % a 42.6 % la población que accede a agua con niveles adecuados de cloro. Este retroceso impactó en su pilar de Calidad Ambiental, cuyo puntaje cayó de 8.8 a 8.6 entre 2019 y 2025.
El IPE advierte que el avance en tratamiento de aguas residuales fue mínimo (de 94 % a 95 %) y que, aunque se ubica aún en el top 10 nacional, otras regiones progresaron a mayor ritmo. En ese sentido, el informe recomienda modernizar los sistemas de micromedición y cobranza de las EPS, actualizar estudios tarifarios y promover asociaciones público-privadas para inversiones en infraestructura hídrica.
En el pilar de Gobernanza ambiental y gestión de riesgos, Arequipa conserva el tercer lugar, con una mejora de 7.2 a 7.6 puntos. Se redujeron notablemente los conflictos socioambientales, pasando del puesto 10 al 7, con una tasa que bajó de 0.21 a 0.06 por cada 100 000 habitantes. También disminuyeron las pérdidas por incendios forestales, del 0.12 % al 0.11 % de la superficie regional.
Sin embargo, los delitos por minería ilegal se multiplicaron por siete, subiendo de 0.09 en 2021 a 0.65 denuncias por cada 100 000 habitantes, convirtiéndose en uno de los principales desafíos para las autoridades. El informe del IPE exhorta al Estado a ejecutar una estrategia nacional coordinada que involucre al Minem, Mininter, gobiernos regionales y Ministerio Público para fortalecer la fiscalización, formalizar la minería artesanal y establecer sistemas de trazabilidad del oro.
Asimismo, Arequipa cayó tres puestos en ejecución del gasto público en prevención y reducción de desastres, ubicándose entre las regiones con menor desempeño en este rubro, pese a haber incrementado su ejecución del 67.5 % al 76.8 % entre 2018 y 2024.

El IRESA 2025 revela una correlación directa entre sostenibilidad y desarrollo económico: siete de las diez regiones más competitivas del país también integran el top 10 ambiental, y las cinco con mejor desempeño ambiental tienen los PBI per cápita más altos.
En ese contexto, Arequipa se mantiene como un referente de equilibrio entre crecimiento económico y cuidado ambiental, pero enfrenta el reto de consolidar políticas públicas sostenibles que cierren brechas en agua, saneamiento y control de la minería ilegal.
El IPE concluye que la región posee un alto potencial para convertirse en modelo de sostenibilidad, siempre que logre fortalecer su gobernanza ambiental, mejorar la eficiencia del gasto público y promover inversiones responsables. En palabras del informe, “la sostenibilidad ambiental no solo protege el entorno, sino que impulsa la competitividad, la inversión y el bienestar ciudadano”.
