No va a querer responderte

SIN AMBAGES

Por Úrsula Angulo

Hace unos días, durante mi tiempo en Buenos Aires, tuve una reunión de trabajo con una persona a quien no había visto nunca antes. Era una mujer muy simpática, así que luego de tratar los puntos que nos habían llevado a reunirnos, rápidamente entramos en una conversación acerca de sus estudios, los míos, su vida creciendo en Argentina y la mía, en Perú. No tenía que contarme mucho para darme cuenta de que había sido una excelente alumna en la universidad, siempre muy preocupada por sus estudios y ahora, por su trabajo. Me contaba sus recuerdos de infancia y tenía muchos, porque la vida —con sus iniciativas, buenas ideas, planes y decisiones sin consultar a nadie— la había llevado por bonitas anécdotas, pero también por dificultades que su memoria parece no descuidar.

Sonreía cuando hablaba de las visitas a la casa de sus abuelos y su buen ánimo parecía apagarse cuando me contaba de aquellas irrupciones que le habían traído más desasosiego del necesario en la infancia o la adolescencia. Entonces, me dice: “No sé por qué me habrán pasado esas cosas”. Y le digo que el motivo no tiene importancia. Le digo también que nunca podrá saber por qué ocurrió o no ocurrió esto o lo otro, que nunca sabrá qué hubiera pasado si seguía de frente en lugar de voltear a la derecha. Y eso está bien.

No se puede retroceder el tiempo —ni siquiera con inteligencia artificial, o por lo menos no por ahora— y eso, en este caso, resulta muy conveniente. Porque el saber el motivo de todo lo malo, o lo bueno, que sucede no nos ayuda en nada. Algo muy distinto es entender, por ejemplo, qué nos llevó a tomar una mala decisión, y ese análisis podría ayudarnos en el futuro; pero ese es material para otro artículo.

Volvamos a esa pregunta sin respuesta. Lo que se haya aparecido en nuestro camino tiene quizá una razón o quizá no. Si fuera lo primero, es irrelevante porque el saberlo no va a cambiar nada, solo serviría para satisfacer la curiosidad y eso es todo, no ayuda, no colabora, es inútil. Ahora, si fuera lo último, pues tampoco hace ninguna diferencia. No intentemos descifrar los motivos por los que, si fuera el caso, el universo nos trajo más penas que alegrías, no ayuda. Alguien me dijo alguna vez que las dificultades por las que hemos atravesado en la vida nos hacen las personas que somos ahora y, aunque suene a frase bonita y nada más, tiene sentido y mucho. Entonces, recuerda que andar preguntándole al pasado el porqué no resuelve nada, es más, no va a querer responderte, y así está bien.

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