Dos caras de la educación

Por: Juan Collantes Analista | Videnza Instituto

VIDENZA INFORMA

Arequipa se ha consolidado como una de las regiones líderes del sur del país, lo que se refleja en diversos indicadores económicos y sociales. En el sector educativo, la región muestra avances que son motivo de reconocimiento. Por ejemplo, destaca en infraestructura escolar: el 71 % de sus 1 442 locales cuentan con acceso a servicios básicos (agua, alcantarillado y energía eléctrica), ubicándose entre las regiones con mejores resultados. Asimismo, en Arequipa, más del 40 % de los estudiantes de cuarto de primaria alcanzan resultados satisfactorios en matemática y comprensión lectora, muy por encima del promedio nacional (29 %).

Aunque estos logros son notables, el sector educativo no se limita únicamente a la calidad de la infraestructura o los resultados académicos; también exige garantizar un entorno saludable y seguro para los estudiantes. Es aquí donde emerge una amenaza que pone en riesgo el desarrollo de la actual y futura generación de arequipeños: la violencia escolar. Se podría suponer que la violencia se limita a las calles, pero la realidad muestra que también ha alcanzado las aulas.

Según la plataforma SíSeVe, en 2024 se registraron 1 311 casos de violencia escolar en Arequipa, equivalente a 1.3 casos por cada diez aulas, solo superada por Tacna y Lima Metropolitana. La violencia psicológica es la predominante (664 casos) con la mayoría de ellos relacionados con trato humillante y violencia verbal (473). No obstante, los casos en torno a la violencia física y sexual no se quedan atrás (425 y 222 respectivamente). Es importante mencionar que el 57 % de los incidentes se dan entre estudiantes, mientras que el 43 % involucra al personal de las instituciones educativas.

La situación no solo persiste, sino que se agrava. Hasta setiembre del 2025, Arequipa se ubica —sin contar a Lima— como la región con más casos reportados de violencia escolar (1 011), superando con creces a regiones con poblaciones estudiantiles similares, como Puno (130) o Huánuco (339). Además, esto representa un incremento del 20 % respecto al mismo periodo de 2024.

Al respecto, existen dos productos presupuestales directamente relacionados (uno a la prevención del acoso escolar y otro, de la violencia sexual); sin embargo, el Gobierno Regional no registra desembolso de recursos para ninguno desde el 2021 y tampoco figuran para el presupuesto del 2026, lo que muestra una desconexión entre esta realidad y la asignación de recursos del gobierno.

Arequipa no puede permitirse que sus colegios —semilleros de la nueva generación— se conviertan en espacios donde se repliquen vicios de la sociedad. Los altos índices de agresiones afectan el bienestar emocional de los estudiantes y distorsionan el ambiente de aprendizaje. Es urgente que autoridades, directores, docentes y familias tomen conciencia de que la violencia escolar es un obstáculo silencioso para el desarrollo. No basta con construir mejores colegios: es necesario asegurar que dentro de ellos se formen mejores ciudadanos.

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