Declaran de Interés Cultural Regional la obra “Poesía Loncca Arequipeña” de Artemio Ramírez Bejarano
La identidad arequipeña sigue viva en cada verso
En Arequipa, la palabra también tiene acento loncco. La reciente declaración de Poesía Loncca Arequipeña, del escritor Artemio Ramírez Bejarano, como obra de Interés Cultural Regional devuelve a la memoria colectiva una voz que nació entre chacras, risas y silencios del campo. No se trata solo de un libro, sino de un retrato vivo de lo que somos ,la identidad arequipeña hecha verso.
Con un lenguaje cargado de humor, ironía y ternura, Ramírez plasmó en su obra el sentir de los campesinos arequipeños (los “lonccos”), guardianes de tradiciones, costumbres y una forma de hablar que resiste al olvido. Su poesía, escrita entre los años 60 y 70, captura la esencia de una Arequipa que aún conversa con la tierra, que valora la sabiduría popular y que encuentra en la palabra una forma de dignidad.
El reconocimiento llega tras años de esfuerzo de su hijo, Argelio Ramírez, quien asumió la tarea de rescatar el legado de su padre. Reunió manuscritos inéditos, gestionó resoluciones municipales y consiguió el respaldo de 23 alcaldes distritales para institucionalizar el Día de la Poesía Loncca, cada 29 de mayo. «Su obra, llena de riquezas en cada uno de sus poemas, contribuye, en gran medida, a conservar una época que, por su importancia, debemos mantenerla viva como una expresión natural que nos permite conocer cómo es que el “loncco” chacarero, pese a su bajo nivel educativo, era capaz de manifestar sus sentimientos y describir sus vivencias cotidianas ligadas al trabajo del campo con su “yunta” el “ahijón” y el “apero” con los que hacía “parir” a la chacra extrayéndole sus frutos.» declara Argelio.

La obra fue publicada póstumamente en 1976, un año después del fallecimiento de Artemio, y desde entonces se ha convertido en un símbolo de la cultura rural arequipeña. Hoy, la Subgerencia de Cultura del Gobierno Regional, a través de la Biblioteca Mario Vargas Llosa, reconoce oficialmente su aporte.
“Yo no te traigo diploma,
ni tampoco pergamino,
yo soy loncco campesino
que bajo desde la loma…” escribió Ramírez, en una estrofa que hoy suena como un eco del alma arequipeña.
Más que una declaración cultural, este reconocimiento es una invitación a mirar hacia nuestras raíces. A escuchar de nuevo la voz del loncco que, desde la poesía, nos recuerda quiénes somos.

