Se complica culminación del puente de la autopista Arequipa–La Joya
Por Jorge Turpo R.
Obra inició hace más de ocho años. La gestión del gobernador Rohel Sánchez la quiere terminar por administración directa. El órgano de control indica que el expediente de saldo de obra incluye como pendiente trabajos que ya fueron concluidos. Son más de S/ 2 millones que no cuadran.
CONTRALORÍA HACE OBSERVACIONES A SALDO DE OBRA
El puente de la autopista Arequipa–La Joya, que debía convertirse en el enlace más importante entre la ciudad y la carretera Panamericana Sur, vuelve a quedar atrapado entre observaciones técnicas y disputas por terrenos.
La Contraloría General de la República advirtió esta vez que el Gobierno Regional de Arequipa (GRA) elaboró un expediente de saldo de obra con errores que podrían sobredimensionar su presupuesto.
A eso se suma un nuevo frente de conflicto: los representantes de la Asociación Mutualista de Pequeños Agricultores de Cayma y Anexos (AMPACA), reclaman judicialmente el pago por el uso de los terrenos donde se asienta parte de la estructura.
La obra, paralizada desde que se resolvió el contrato con la empresa constructora, está a punto de cumplir ocho años entre idas y venidas, paralizaciones y adendas.
La actual gestión del gobernador Rohel Sánchez pretende culminarla mediante la modalidad de administración directa, una figura que permite ejecutar el 8 % restante con recursos y personal del propio gobierno regional.
Pero el reciente Informe de la Contraloría N.° 051-2025-CG/OCI/5334-SOO encendió nuevas alertas.
Según el documento, el análisis de costo-beneficio elaborado por la Gerencia de Infraestructura “no estaría excluyendo el costo de partidas culminadas y deducidas previamente”, lo que podría inflar el presupuesto del expediente técnico del saldo de obra. En términos simples, se habría incluido como pendiente de ejecución trabajos que ya fueron concluidos o descontados en presupuestos anteriores.
El informe detalla, por ejemplo, que partidas como el acero corrugado para los pilares del puente, las barreras tipo New Jersey o los trabajos de movimiento de tierras y muros de contención en los accesos ya fueron terminados, pero aun así figuran como saldos por valorizar.
La Contraloría estima que esos costos no excluidos ascienden a S/ 2 653 429,98, monto que podría distorsionar el verdadero presupuesto de la obra.
La comisión de control que inspeccionó el puente en septiembre verificó físicamente que muchos de esos componentes están listos.
“El costo de partidas culminadas y deducidas previamente podría sobredimensionar el presupuesto de obra y generar perjuicio económico a la entidad”, advierte la Contraloría.
UN TRAZO QUE NO COINCIDE
A los problemas administrativos se suma un asunto que bordea el absurdo. El trazo de la autopista no coincide con el eje del puente.
En la intersección de la primera etapa de la vía con la estructura principal existe un terreno intermedio de los asociados de AMPACA.
Los dirigentes de esta asociación reclaman el pago por el uso de esos predios, que consideran de su propiedad, y han llevado el caso a la vía judicial.
Fuentes del Gobierno Regional confirmaron que el litigio aún no se resuelve y que los propietarios piden sumas que califican de “exorbitantes”: hasta un millón de soles por metro cuadrado, según trascendió.
Esa disputa mantiene bloqueada cualquier intento de empalmar la carretera con el puente, que luce imponente pero inconcluso.
HISTORIA DE RETRASOS
La obra del puente Arequipa–La Joya forma parte del megaproyecto de la vía regional Arequipa–La Joya, de 24,5 kilómetros, iniciada hace más de ocho años para descongestionar el tránsito pesado que atraviesa la ciudad y reducir el tiempo de conexión con la Panamericana Sur.
Sin embargo, entre resoluciones de contrato, ampliaciones y observaciones técnicas, el avance real llegó al 92 %.
El puente, diseñado para soportar un tránsito de más de 15 000 vehículos diarios, se convirtió en un monumento a la demora.
En cada visita de inspección, los ingenieros repiten el mismo diagnóstico: la estructura está lista, pero falta el acceso. Es decir, el puente existe, pero no lleva a ninguna parte.
La Contraloría ha vuelto a poner el dedo en la llaga. El problema no es solo técnico, sino también de gestión. Y mientras el expediente del saldo de obra se revisa una y otra vez, los días siguen corriendo y Arequipa continúa sin la vía que prometía ser su arteria más moderna.
