FAP: servir donde empieza la patria

La Amazonía peruana es un país dentro del país. Sus habitantes conocen mejor que nadie lo que significa vivir lejos de carreteras, de hospitales y del Estado. Sin embargo, allí donde muchos solo ven distancia o dificultad, la Fuerza Aérea del Perú (FAP) ha visto, desde su creación, un deber que no nace de la rutina sino de la vocación de servicio.
La reciente acción social desplegada en Caballococha y en la isla Santa Rosa, en la región Loreto, es prueba de ello. Desde Iquitos se movilizaron los recursos logísticos y el personal especializado perteneciente al Ala Aérea N.° 5, de los grupos aéreos N.° 8, N.° 42 y N.° 3, del Hospital del Oriente y de la Escuela de Supervivencia en la Selva. Para ellos, este no es un despliegue, sino un compromiso histórico.
No se trató solo de vuelos y ayuda humanitaria, sino también de atenciones de salud. Familias completas recibieron atención médica y medicamentos que no llegarían por otra vía; jóvenes que recibieron orientación vocacional para construir futuro; niños que encontraron un espacio de recreación que les recuerda que también tienen derecho a la alegría. En cada gesto, la Fuerza Aérea estuvo presente como presencia del Estado, como extensión humana de la nación.
¿Por qué subrayar esta labor? Porque la FAP llega a donde otros no lo hacen. Porque sus aeronaves no solo cruzan cielos: cruzan brechas sociales, culturales y geográficas. Porque los pilotos, médicos y aviadores que emprenden estas acciones lo hacen movidos por un principio que resume su misión militar: vocación de servicio.
Acciones como esta no son episodios aislados, sino continuidad. Son parte de una historia que empezó con la creación de la Fuerza Aérea y desde entonces ha llevado salud, educación, ayuda humanitaria y esperanza a poblaciones alejadas. Allí donde todo parece lejos, la FAP convierte distancia en oportunidad.
Por eso, cuando se habla de presencia del Estado en la frontera amazónica, se habla de la Fuerza Aérea como líder. No por proclamación, sino por hechos; por vuelos y por vocación. La misión continúa, porque la defensa también es desarrollo, inclusión y seguridad. Y desde el cielo, la FAP seguirá llegando donde empieza la patria… y donde aún falta que el Perú llegue.
