Rezagados en el Índice de Burocracia
MBA. Martín Taype Molina

Según Max Weber, “la burocracia es una forma de organización social racional y eficiente, caracterizada por una estructura jerárquica, reglas escritas, división de tareas y la impersonalidad en la autoridad. Esta estructura, basada en la racionalidad legal, busca la máxima eficacia en el logro de los objetivos organizacionales a través de procesos claros y la profesionalización del personal”.

Sin embargo, este concepto también ha sido identificado como una traba en las organizaciones al requerir muchos tramites en exceso para requerir un servicio de parte de una organización sea pública o privada. En dicho sentido el Adam Smith Center for Economic Freedom, de la Universidad de Florida realizó una investigación sobre el Índice de Burocracia para el año 2025 bajo el siguiente concepto “El Índice de Burocracia es una métrica que exhibe el tiempo –medido en horas– que exigen los trámites burocráticos a las empresas, tanto para su apertura como para mantenerse en funcionamiento formal y legalmente.

Debido a que nos encontramos en un mundo multipolar donde lo único constante es el cambio, caracterizado por un adverso entorno económico y geopolítico externo, donde la burocracia de acuerdo a la citada investigación “cuando se convierte en un laberinto costoso, lento e intrusivo deja de ser un mecanismo de orden institucional para convertirse en una trampa que sofoca la iniciativa privada, limita la formalización y ahuyenta la inversión.”, lo cual es nefasto para un país.

En su edición 2025, el índice se enfoca en la mediana empresa y amplió su alcance a 21 países: 16 latinoamericanos, dos de la Commonwealth del Caribe y tres europeos, a saber: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, España, Guatemala, Guyana, Honduras, Italia, México, Panamá, Paraguay, Perú, Portugal, República Dominicana, Trinidad y Tobago, y Uruguay; donde para facilitar su análisis, los trámites se agruparon en dos grandes categorías, cinco para los de apertura y tres para los de funcionamiento. Y en dicha investigación nuestro país está en los últimos lugares en ambas categorías. Esta investigación fue publicada en el portal web de dicha institución en septiembre del año en curso:

Si bien los resultados de esta investigación son referenciales, no podemos vivir de espaldas a la realidad, crecimiento económico por sí solo no garantiza desarrollo real ni oportunidades equitativas. En el Perú, las últimas décadas de crecimiento no han logrado cerrar las brechas sociales, donde buena parte de la población sigue viviendo en condiciones de pobreza, de inseguridad alimentaria, enfrentando múltiples carencias, incluso en servicios básicos.

En tal sentido, es fundamental un cambio en la dirección del Gobierno en nuestro país, que enfrente de manera efectiva los grandes problemas internos, como la corrupción sistemática y la creciente inseguridad ciudadana. Resulta indignante enterarnos día tras día de nuevos casos de corrupción en el sector público y privado, así como de muertes y tragedias generadas por la delincuencia en todas sus formas, desde las extorsiones hasta el sicariato, y que promueva el emprendimiento y las inversiones privadas con responsabilidad social.

Es momento de actuar no con recetas fracasadas como las Declaratorias de Emergencia, para combatir la inseguridad ciudadana ni con solo rediseñar procesos o cambiar directivos de instituciones públicas a dedo, es urgente revalorizar el talento humano a todo nivel, desde los puestos operativos hasta los cargos directivos, bajo una auténtica meritocracia basada en competencias y resultados. El recurso humano es el activo más valioso de toda organización, y debe ser valorado y respetado.

Además, ser proactivo ante el adverso contexto económico y geopolítico externo, de recesión e inflación en importantes regiones del mundo, manteniendo la neutralidad entre los bloques económico militares que se vienen fortaleciendo a raíz de los conflictos regionales en curso que pueden escalar hacia una peligrosa confrontación global. Vivimos en un mundo multipolar y debemos adaptarnos a ello. Si aspiramos a ser una sociedad con un mejor índice de burocracia, con menos trabas burocráticas, debemos empezar por construir un país más justo, más seguro y más digno para todos.

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