SPINOZA O DIOS ES EL MUNDO
Por Julio Lopera Quintanilla. (*)
Baruc Spinoza es, con Rene Descartes y Godofredo Leibniz, uno de los principales filósofos de la ilustración y uno de los mayores pensadores de la Edad Moderna. Su producción filosófica, una de las más importantes del siglo XVII, abarca varios campos: metafísica, epistemología, filosofía política, ética y filosofía de la ciencia.
Hijo de portugueses de origen judío – español, Baruch nació en la ciudad de Ámsterdam la noche del 24 de noviembre de 1632. Su padre, fue Miguel de Spinoza, un próspero comerciante y un importante miembro de la comunidad judía de la ciudad. Su madre, también, de origen judío español, se llamaba Devora Marqués.
Baruch Spinoza, recibió entre 1640 y 1650, una educación esmerada marcada por una estricta ortodoxia judía, asistió a las lecciones de los conocidos rabinos Saúl Leví Mortera y Ben Israel; pero, mostró, poco tiempo después, una actitud bastante crítica respecto a las enseñanzas de sus maestros, llegó a poner en tela de juicio la autenticidad de la Biblia, la legitimidad de la autoridad rabínica y la naturaleza de la divinidad sosteniendo, que el ser supremo, no es un ser personal creador del mundo, sino, que Dios es el Mundo, lo que hizo que en 1656 sea expulsado de la comunidad judía.
Los rabinos de la sinagoga, escandalizados por la concepción de Dios que tenía el joven, le hicieron varias advertencias para que se alejara del camino equivocado y se retractara; incluso le ofrecieron una pensión mensual de nueve mil florines a cambio de que abjurara de sus ideas sobre la divinidad y se alejara del filósofo Francisco van Der Ende quien ya comenzaba a tener una gran influencia en quien sería un brillante pensador; pero, Baruch Spinoza, quien era un hombre de pensamiento libre, hizo caso omiso de las llamadas de atención de los maestros de la sinagoga.
No logrando, los rabinos, ningún efecto con sus amenazas; el 27 de julio de ese mismo año, se reunieron con la Congregación Talmud Torá de Ámsterdam para dictar una orden de expulsión en contra del joven que contaba, por ese entonces, con tan solo 22 años de edad.
El documento fue redactado en portugués y él se daba cumplimiento a una durísima sanción que dejaba al pensador holandés fuera de la comunidad judía: “Expulsamos, execramos y maldecimos a Baruch de Spinoza ante los santos de la Ley con sus seiscientas prescripciones con la excomunión con la que Josué excomulgó a Jericó, con la maldición con que Eliseo maldijo a sus hijos y con todas las execraciones escritas en la Ley. Maldito sea de día y maldito sea de noche, maldito sea cuando se acuesta y maldito sea cuando se levanta, maldito sea cuando sale y cuando regresa. Que el señor no lo perdone. Que la cólera y el enojo del señor se desaten contra ese hombre”

Expulsado de la comunidad judía, Baruch Spinoza marchó a la Haya, en dicha ciudad permaneció entre 1655 y 1661 estudiando los procedimientos de la óptica y diseñando lentes para microscopios y telescopios con los hermanos Huygens.
En esa época, Baruch comenzó a estudiar filosofía en la Universidad de Leyden y, recibió, por otro lado, clases de filosofía y latín del filósofo Francisco van Den Ende que influyó muchísimo en Spinoza haciendo que este se inclinase por la obra filosófica de Giordano Bruno y Thomas Hobbes y, también, por las ideas científicas de Copérnico, Galileo y Kepler que tanto influyeron en su pensamiento filosófico.
En 1660, Baruch de Spinoza, necesitando tener un lugar tranquilo y un espacio para escribir con tranquilidad viajó a Rijnsburg un pequeño pueblo vecino a Leyden, para redactar “Principios de la Filosofía de Descartes” y “Pensamientos Metafísicos”; estas, fueron las dos únicas publicaciones que se editaron con el nombre del filósofo durante la vida del autor, le dieron gran prestigio e hicieron que el pensador sea considerado una de las figuras más representativas del Siglo de Oro Holandés.
Baruch Spinoza, adquirió un prestigio aún mayor con la publicación de su “Tratado Teológico – Político”, uno de los libros más influyentes de la Historia del Pensamiento Occidental, el libro fue rápidamente traducido y leído en todo el continente. Por un acuerdo, que se dio entre Spinoza y el editor, el texto se publicó en Ámsterdam en 1670 sin el nombre del autor.
En este libro de filosofía política el famoso pensador sostiene que los fines que tiene el Estado deben coincidir con los fines que tiene el ciudadano, además aseveró que había que propiciar la racionalidad de quien ejerce el derecho de ciudadanía a través de la estructura social, la legislación y la autoridad política para que tanto en un régimen monárquico como en un sistema político aristocrático se impida la tiranía y se promueva la libertad de pensamiento y de expresión como agentes propiciadores de un gobierno que haga posible la paz y la seguridad de la sociedad. El tratado tuvo una gran influencia entre los siglos XVIII y XIX.
Las ideas sobre Dios del filósofo Baruch Spinoza quedaron plasmadas en su conocido libro “Ética según el Orden Geométrico” que se publicó póstumamente, en 1667, en el mismo texto el pensador plantea que existe una realidad o sustancia que se identifica con «Dios» o «Naturaleza», el holandés tiene una concepción que sostiene que Dios es el mundo, la concepción es panteísta, para él Dios son todas las cosas que existen en el universo. Existen, sin embargo, varios comentaristas que luego de analizar el libro afirman que la concepción de Dios que tiene el holandés no es panteísta sino panetentista, afirmando que para el pensador todo lo que existe, existe en el ser supremo.
Baruch Spinoza, falleció víctima de la tuberculosis en 1667, cuando contaba 46 años de edad en la Haya, Provincias Unidas de los Países Bajos. Sus escritos fueron retirados de su domicilio por sus colaboradores con el fin de evitar que fueran destruidos o quemados por el Índex (Índice de libros prohibidos por la iglesia) Su obra póstuma se publicó en latín y neerlandés.

Baruch Spinoza sostiene un panteísmo monista que identifica a Dios con la naturaleza y rechaza el dualismo mente – cuerpo de René Descartes. También sienta las bases de la psicología científica a través de la promoción del uso de la razón y la estimulación del pensamiento crítico.
El gran científico Albert Einstein haciendo alusión al Dios de Spinoza afirmó en una ocasión: “Creo en el Dios de Spinoza que se revela en la armonía ordenada de lo existente, no en un Dios que se preocupa por el destino y las acciones de los seres humanos”.
