GRA define futuro de represas Casa Blanca y Toma Grande

Arequipa requiere más represas para ampliar la frontera agrícola.

Tras nueve meses de desarrollo, el expediente técnico de la represa Casa Blanca, en Yura, sería presentado antes de finalizar diciembre. En paralelo, la ejecución de la represa Toma Grande, en Mollebaya, quedó descartada por deficiencias técnicas no detalladas en el perfil. Ante el incremento previsto de la demanda hídrica hacia 2030, el Gobierno Regional de Arequipa (GRA) evalúa las condiciones técnicas para construir una nueva represa en el distrito de Chiguata.

En marzo, el GRA entregó los terrenos destinados para la represa Casa Blanca al Consorcio URBI Proyectos e inició la elaboración del expediente técnico bajo la modalidad de Obras por Impuestos (OxI). En la última reunión técnica, el privado informó que los estudios hidráulicos y geotécnicos ya están consolidados, mientras que el diseño del embalse y del túnel de conducción no requiere más ajustes. Con ello, el documento entró a su fase final de revisión y sería presentado antes de concluir el 2025.

«No es un trabajo sencillo y requiere especialistas para que avance satisfactoriamente. Esperamos que en los primeros meses del próximo año ya estemos empezando las obras proyectadas para concluir en tres años. (…) Mientras que surgieron algunos problemas técnicos con la represa Toma Grande. La zona elegida no era apropiada, no cumplía con estándares de seguridad», expresó Orlando Huanqui Guerra, presidente de la Junta Regional de Usuarios de Arequipa.

El proyecto de Toma Grande incluía una planta de tratamiento de agua potable para Characato, Mollebaya y la parte alta de Socabaya. Sin embargo, el expediente técnico registraba observaciones desde abril del 2024. Más de 18 meses después, el GRA descartó su ejecución. Frente a ello, la junta de usuarios planteó construir una represa en la parte alta de Chiguata como alternativa.

Desde la Junta de Usuarios insistieron en ampliar la infraestructura hídrica para responder al crecimiento poblacional y agrícola. Proyecciones internas advierten que para el 2030 la demanda aumentará en 60 millones de metros cúbicos y alcanzará hasta 70 millones hacia el 2050. «Estamos perdiendo el agua que se va al mar y, como no tenemos represas ni cochas respectivas, no tenemos forma de afrontar una mayor demanda», concluyó Huanqui Guerra.

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