Producción cuprífera en Arequipa se reduce pero hay mayor empleo e inversión minera

La minería continúa siendo un componente clave del desempeño económico de Arequipa; sin embargo, su evolución reciente está marcada por limitaciones de carácter estructural más que por factores coyunturales.

En el periodo acumulado enero-octubre, la producción de cobre mantuvo una trayectoria contractiva, profundizando la tendencia a la baja que ya se había iniciado desde 2024 y evidenciando un menor dinamismo sostenido del principal metal producido en la región.

En específico, la producción acumulada de cobre registró una contracción de -8% respecto al mismo periodo del año anterior, prolongando el deterioro observado desde 2024. Este desempeño responde a una combinación de factores técnicos y operativos que vienen afectando de manera persistente la capacidad productiva regional. Entre los más relevantes destaca el envejecimiento de los yacimientos y la menor ley del mineral, lo que reduce el volumen de cobre recuperable por tonelada procesada y eleva progresivamente los costos operativos, limitando los márgenes y desincentivando incrementos de producción.

A ello se suma una menor intensidad de extracción en determinadas unidades mineras, asociada a mantenimientos programados, ajustes en los planes de minado y una estrategia operativa más cautelosa frente a un entorno caracterizado por riesgos sociales, logísticos y regulatorios en el sur del país.

Asimismo, a nivel nacional se evidencia un fortalecimiento del empleo directo asociado a la actividad minera, y este fenómeno también se percibe de forma marcada en Arequipa, donde a octubre de 2025, el empleo minero creció alrededor de 28% respecto al mismo periodo del año anterior, a pesar de una menor producción de cobre. Este aparente contraste se explica debido a que la generación de empleo esta vinculada con la intensidad de las operaciones, la ejecución de proyectos en distintas fases y la contratación de servicios especializados en todo el país, lo que no depende directamente de la producción de minerales.

El incremento dado en este periodo se relaciona con la continuidad y ampliación de actividades en los principales centros mineros, así como con la participación de la región en uno de los mayores flujos de inversión minera del país, reflejando un dinamismo mayor que en otros departamentos. Aunque la producción de cobre ha mostrado reducciones interanuales en el periodo, la ejecución de trabajos de mantenimiento, optimización de procesos, construcción de infraestructura, exploración y preparación de futuras operaciones ha elevado la demanda laboral, sobre todo en servicios contratados, que requieren técnicos, operadores y personal especializado, generando empleo antes de que nuevos niveles de producción se materialicen. Esta situación es consistente con la naturaleza del sector, donde un proyecto en construcción o en fase avanzada de exploración puede incrementar significativamente el empleo local sin incrementar de inmediato la producción final.

Finalmente, la evolución de la inversión minera a nivel nacional refuerza y da cierre a la dinámica observada en producción y empleo, evidenciando que el sector mantiene un proceso activo de fortalecimiento, especialmente en regiones clave como Arequipa. En el periodo analizado, Arequipa registró un incremento significativo de la inversión minera cercano al 37%, consolidándose como una de las regiones con mayor dinamismo inversor del país, solo por detrás de Moquegua, y superando ampliamente a otras regiones mineras relevantes.

Este resultado es coherente con el fuerte crecimiento del empleo minero observado previamente en la región, y confirma que, pese a la menor producción de cobre en el corto plazo, la actividad minera en Arequipa se encuentra en una fase de sostenimiento y preparación de capacidad futura. De acuerdo con información del Ministerio de Energía y Minas, el aumento de la inversión responde principalmente a mayores desembolsos en exploración, ampliaciones operativas, optimización de procesos e infraestructura minera, así como al avance de proyectos en cartera, tanto en etapas tempranas como en fases de inversión. En el caso específico de Arequipa, la presencia de operaciones de gran escala y proyectos vinculados al cobre ha impulsado inversiones orientadas a mantener la competitividad, prolongar la vida útil de los yacimientos y mejorar la eficiencia productiva.

En ese sentido, este comportamiento confirma que el crecimiento del empleo y la inversión en Arequipa no es contradictorio con la menor producción observada, sino que responde a una lógica anticipada del sector minero, donde la inversión y la contratación preceden a los resultados productivos. Así, Arequipa consolida su rol estratégico dentro de la minería nacional, cerrando el análisis con señales claras de confianza empresarial y bases sólidas para una recuperación productiva en los próximos periodos.

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