¿Hacia dónde va Castillo?
Por: Guillermo Vidalón – El Montonero
Han transcurrido seis meses desde que Pedro Castillo asumió la conducción del país. No obstante el tiempo transcurrido, parece que en el ejercicio del poder los aciertos le siguen siendo esquivos. En dicho período ha nombrado tres gabinetes, uno conducido por el ala radical del partido de Gobierno y el otro por el ala advenediza, que siempre actúa de manera funcional a los gobiernos de turno. El tercero ha sido y, al momento de producir esta nota, sigue ejerciendo el cargo de la Presidencia del Consejo de Ministros, pese a ser reconocido por tirios y troyanos como el peor de todos.
Este escenario ya le otorgó a Pedro Castillo un lugar indeseado en la historia republicana, que en el mejor de los casos lo recordará como un presidente pasajero, anecdótico que reconoció internacionalmente que no se encontraba preparado para el cargo que ocupa y que ingenuamente justificaba su desconocimiento e inacción en el cargo afirmando que careció de inducción. Sucede que quien tiene interés en el desarrollo y generación de bienestar para sus conciudadanos se prepara para ejercer una responsabilidad tan grande como la de ejercer la presidencia, y no llega a ocupar un cargo para luego preguntar ¿qué debo hacer?
Empero, el país está enfrentando una desazón creciente de la ciudadanía con la actual administración gubernamental, desconfía de su capacidad y competencia para conformar un equipo de gobierno serio y responsable. A la fecha, los peruanos solo hemos recibido de la casa de gobierno indicios razonables de corrupción, lo cual abona a favor de quienes manifiestan que las únicas salidas son la renuncia o la vacancia, siguiendo el mecanismo establecido en la Constitución del Estado por la cual usted juró defender y respetar.
Sin embargo, en un país complejo como el Perú siempre hay recodos que brindan oportunidades y que la historia ya ha registrado. Manuel Prado entregó la presidencia del Consejo de Ministros a su principal opositor, Pedro Beltrán Espantoso, quien demostró que el país crecería si se ordenaban las cuentas fiscales y se promovía la inversión.
¿Qué debería interiorizar el presidente Castillo? Primero, su visión de una economía igualitaria donde se limita la libre iniciativa privada ha fracasado en todas las experiencias donde se pretendió implementar un régimen de gobierno similar; por lo tanto, debe desechar cualquier opción que pretenda llevar al Perú hacia regímenes socialistas o comunistas.
Segundo, si efectivamente el mandatario quiere reducir y hasta acabar con la pobreza, requiere estimular el crecimiento económico; sin generación de riqueza el bienestar será un imposible porque al igual que todo, éste representa un costo que debe ser solventado porque no es posible ni sostenible repartir aquello que no se produce.
Tercero, ser consciente de que las ideologías en sí mismas no generan riquezas, son las personas quienes las generan. Y estas se basan en la confianza para otorgar créditos que permitan emprender un negocio, ampliar el que se dispone, adquirir una cosa u otros bienes. Pero si desde el gobierno se emiten constantemente señales que incrementan el recelo, se consolidará la frase que quizás ha visto en algunas: “Hoy no se fía, mañana sí”.
Profesor Castillo, la ciudadanía le está otorgando una casi nula confianza y ningún mandatario tendrá un gobierno exitoso de espaldas al país. Enmiende el camino y verá el 2026 como un horizonte cierto. Evite señalar a sus adversarios políticos, porque ellos solo han develado sus acciones de gobierno. Asuma su responsabilidad porque de lo contrario, habrá iniciado el camino del no retorno desde la vacancia. Usted está descartando las otras opciones.