Confiar en la ciencia: reto y dificultad

Por Jorge Concha

REFLEXIONES

La confianza en la ciencia está en riesgo. Son tiempos extraños, en que, tal vez, la población no ha tenido acceso a grandes volúmenes de información como en ninguna época de la historia.

Diversos expertos en el tema mencionan que la confianza en la ciencia está amenazada por la desinformación. Aunque al final del día cada uno elige cómo informarse, no puede ignorarse la vasta maquinaria de fake news que dispersa “falsas verdades” sustentadas en “evidencias” científicas que no son aludidas a ninguna fuente. Estas informaciones apelan a un sentido exagerado del lenguaje, así como a una sesgada y tendenciosa edición audiovisual, para exacerbar las emociones de las personas y lograr esa conexión con el contenido que se propala.

Esta crisis de confianza en la ciencia puede sustentarse en dos hechos: el primero de ellos, vinculado con que las personas viven un ritmo de vida acelerado en el que les es más fácil consumir información que no necesitan o no pueden contrastar. Hagamos un ejercicio honesto: ¿cuántos de ustedes al leer una noticia verifican la fuente y, más importante aún, cotejan el contenido en portales de medios de comunicación reputados o en webs oficiales de instituciones científicas?

El segundo hecho innegable es que las personas, en su gran mayoría, no están emparentadas con el método científico ni las técnicas e instrumentos que emplean los investigadores. Este desconocimiento genera una ausencia de empatía hacia los objetivos que la ciencia y los científicos persiguen. La población está acostumbrada a disfrutar los beneficios de la ciencia, pero no a compartir las interrogantes que la ciencia busca descifrar.

Llegado a este punto, ¿hay alguna autocrítica de parte de la comunidad científica? No se puede pretender que todo lo que se ha hecho hasta ahora ha sido correcto. Los estereotipos que tiene la población sobre el científico, como personas altamente competentes pero frías, reflejan, en alguna medida, un reproche a cómo se gestiona la ciencia y se divulgan sus resultados.

Siendo conscientes de esto, la apuesta para mejorar la confianza en la ciencia radica, en parte, en otorgar un enfoque prosocial hacia las investigaciones –sin importar su disciplina– que refuerce el lazo y empatía de las personas con el quehacer científico. El científico debe comprender que la confianza no debe basarse solamente en los méritos de la ciencia, sino en la comunicación y transparencia de sus métodos, resultados y beneficios.

Actualmente, en el Instituto Geofísico del Perú (IGP) estamos abordando este enfoque, el de hacer una ciencia que beneficie de forma tangible a la población, pero, más importante, que sea comprendida por las personas que hacen uso de ella. En el IGP seguimos haciendo “ciencia para protegernos, ciencia para avanzar”.

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