Los hackers y la ciberguerra

Por: Mesías Guevara Amasifuen

REFLEXIONES

La tecnología está presente en diversas actividades económicas, sociales, políticas y en la guerra cibernética, donde la participación de militares no es ninguna novedad, pero sí lo es cuando hay presencia de civiles que actúan como hackers, llegando a tener un origen ultramar.

La actuación de hackers pone en debate los límites legales de su participación y la manera de hacer la ciberguerra, con actividades que van desde la captura de información confidencial como planos, especificaciones, patentes y software que se refieren a desarrollos militares existentes y prometedores, inteligencia y contrainteligencia, infiltración y sabotajes. El Comité Internacional de la Cruz Roja ha expresado su preocupación por el creciente papel de los civiles en los conflictos cibernéticos, argumentando que esto puede socavar las normas de la guerra. De otro lado, los entendidos consideran que la participación de los civiles en la guerra puede tener implicancias imprevisibles en el largo plazo.

La guerra cibernética está demostrando que es un nuevo escenario donde los actores buscan establecer ventajas. A medida que la tecnología continúa avanzando, es probable que veamos una mayor participación de civiles en los conflictos armados, lo que requerirá el desarrollo de nuevas normas y regulaciones internacionales.

El conflicto de Ucrania generó un aumento de la actividad cibernética, principalmente de los partidarios de Ucrania. Hay países que han confirmado que llevaron a cabo una serie de operaciones de hackeo informático en respuesta a la invasión rusa. En conferencias internacionales sobre conflictos cibernéticos, han elogiado las cooperaciones entre estados democráticos como un beneficio estratégico clave. Comandos cibernéticos han sido desplegados por diversos países para buscar inteligencia de la red informática de los aliados. Un aspecto crucial para el funcionamiento es que el comando cibernético compara la inteligencia que encuentra con el país anfitrión.

De otra parte, Ucrania empezó a premiar a vigilantes extranjeros por hackeos a Rusia. El uso de hackers voluntarios plantea desafíos legales y éticos importantes, ya que las leyes internacionales no están preparadas para abordar plenamente este nuevo tipo de conflicto.

La participación de hackers civiles ha difuminado las líneas tradicionales entre la guerra y la paz, y entre combatientes y civiles. Constituyendo una nueva convivencia y una relación diferente de los participantes en el campo de operaciones que puede ser presencial o virtual, no cabe duda de que estamos asistiendo a una nueva forma de hacer la guerra, donde además será difícil diferenciar entre quienes son los buenos y los malos.

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