Cuando pienses en volver
Por: Raúl Mendoza Cánepa
En realidad, no es una novedad que hablemos de emigrar, quién no ha querido irse alguna vez. No solo se trata de una maestría, sino de alejarse de un país cuya problemática es tan intermitente como sostenida: precariedad política, crisis, corrupción, inseguridad.
No solo sé de amigos que se fueron a hacerse la América en el siglo XXI, sino que la hicieron bien. Estados Unidos fue el país de las oportunidades para ellos desde un feliz emprendimiento hasta la prosperidad actual. A parte de mi familia le tocó emigrar mucho antes, cuando Juan Velasco Alvarado se proyectaba como uno más de tantos dictadores que hicieron del Perú un cuaderno en rojo. Todos se hicieron la América y algunos otros en tiempos recientes (Gracias, Pedro Castillo) vararon en Europa, incluyendo a algunos muchos más cercanos y sanguíneos que anclaron en América del Sur. Ahora sé de amigos europeos que se quieren venir por lo que representa la migración criminal africana porque problemas hay en todo el mundo. Huntington se quedó corto.
Me preguntan por qué no irme: porque es mejor ser parte de la solución, por patriotismo suicida, por amor a la tierra y los muertos (siempre Barrés) o por “ingenuidad”. Toda esta reflexión se debe a una encuesta de Ipsos para el diario Peru21, que les restriega a los políticos en la cara que un 57% de peruanos se quiere ir, incluyendo una congresista que ya lo hizo, y en modo teletrabajo.
Nos dicen en el diario: “La primera migración ocurrió después de la Guerra Mundial, cuando Europa empieza a reconstruirse a través del Plan Marshall y Estados Unidos da un salto económico. Sucede entre los años cincuenta y sesenta. Entonces, la migración no era una necesidad, sino que había alta demanda de capital humano en el extranjero (…) La segunda se da en los años setenta, con el golpe militar y la revolución de Juan Velasco Alvarado, que nacionaliza las grandes empresas peruanas. La tercera nace en el período del terrorismo y dura 12 años”. Lo curioso es que la cuarta ola “Desde el año 2018, con la renuncia de PPK, empieza la gran inestabilidad política. A ello se suman graves consecuencias económicas ahondadas por el covid”.
Dudo que la pandemia haya sido un factor, pero quizás el hito se marque desde el gobierno de PPK y lo que vino en adelante, y en teoría desde la migración cruzada, la de crispados peruanos desde el Jorge Chávez y algunos desde las puertas abiertas de las prisiones de los enclaves criminales del infierno socialista, pasando fácil por Ecuador de Correa. Tanta agua bajo el puente desde la II Cumbre de las Américas de 2018 (con un furibundo Nicolás Maduro excluido de ella), que hasta a veces la suspicacia llama a entender que las guerras modernas son “el caos en territorio ajeno”.
Siguiendo la encuesta de Ipsos, el segmento entre 18 y 25 años (76%) y de 26 a 42 años (59%) representan “la potencial masa de emigrantes peruanos”. La mayoría dice que se quiere ir para buscar mejores oportunidades económicas y por miedo. Y con esas, todavía debemos esperar al 2026, solo que no se sabe a quién.
En paises del mundo desarrollado a la inmensa mayoria de ellos solo les espera ser peones y trabajos de bajo rango y en el caso de los varones quedarse solteros, eso no lo digo yo sinó es lo que registró la última encuesta de comunidades peruanas en el exterior.