Seguridad alimentaria

Por: Rubén Carrasco

REFLEXIONES

Nuestra agricultura enfrenta grandes desafíos cuando el cambio climático amenaza las condiciones de vida de muchos agricultores, ganaderos y pobladores que viven de los bosques, poblaciones ya de por sí vulnerables y en inseguridad alimentaria.

Las comunidades rurales, especialmente las que viven en ambientes frágiles, se enfrentan a un riesgo inmediato y creciente de pérdida de las cosechas, ganado y bosques. Los episodios climáticos extremos cada vez más frecuentes e intensos tendrán un impacto negativo en la disponibilidad de alimentos. La población empobrecida a causa de los incendios y sequías correrá el riesgo de inseguridad alimentaria por la pérdida de sus bienes y por la falta de una cobertura de seguros en nuestro país.

También está el tema de las plagas. La FAO calcula que las plagas destruyen cada año hasta un 40% de la producción global de cultivos, mientras que las enfermedades que padecen las plantas representan un costo anual a la economía mundial de más de 220 000 millones de dólares.

Según los especialistas, la mitad de las enfermedades emergentes de las plantas se propagan a través de los viajes y el comercio, mientras que el segundo factor es la propagación por medios naturales, favorecida por fenómenos climáticos. La globalización del mercado, junto con el aumento de las temperaturas, ha dado lugar a una situación favorable para el movimiento y el establecimiento de plagas, como es el caso del fusarium R.4 en banano.

Según CropLife, estudios sobre el tema indican como principales causas del calentamiento global acelerado a algunas actividades antropogénicas como la quema de combustibles fósiles, la actividad industrial, la deforestación, la agricultura y la ganadería intensiva, así como efectos naturales de actividad volcánica y la radiación solar, que favorecen la producción de gases, como dióxido de carbono, óxido de nitrógeno o el metano entre otros, que son emitidos a la atmósfera.

CultiVida reafirma su compromiso para seguir trabajando por la seguridad alimentaria, apostando por las mesas técnicas, por la unidad y por la cooperación con los organismos de turno, puesto que ahora más que nunca no se puede andar por cuerdas separadas.

Existen recursos humanos, tecnologías disponibles, así como modelos de éxito en situaciones de emergencia. Por lo tanto, seguiremos apostando por la aplicación de estrategias oportunas como el cuidado del agua, del suelo y de prácticas adecuadas como el Manejo Integrado de Plagas y las Buenas Prácticas Agrícolas.

Preservar la sanidad vegetal es fundamental para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y avanzar hacia sistemas agroalimentarios más eficientes, inclusivos, resistentes y que garanticen la seguridad alimentaria de una población en crecimiento. Nuestro país es grande y; por lo tanto, es ahora cuando deberíamos estar más unidos.

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