Diseñar su propio plan de estudios

Por: Rubén Quiroz Ávila

REFLEXIONES

El modelo de planes de estudios cerrados que, por lo menos, durante cinco años el universitario sigue, suele ser superado por la realidad. La velocidad con la que suceden los cambios en el mundo y el alto grado de incertidumbre son oportunidades para rediseñar una ruta en la que el directamente interesado, o sea, el estudiante, pueda bifurcar sus propios caminos de formación.

Con un paradigma educativo que estructura la enseñanza-aprendizaje como estancos separados respecto de las otras carreras afines o incluso las que no tienen aparentemente una relación directa con la suya es una situación perdida para la innovación, el pensamiento creativo y crítico. Muchos estrategas que diseñan las carreras universitarias lo hacen creyendo que la hiperespecialización es la panacea, y evitan vincularla con otros escenarios heterogéneos de experiencia que más bien reten al estudiante. Es decir, se convierten en carreras endogámicas, volcadas sobre sí mismas, evitando que sean eventos de experiencia educativa de exponencial impacto al confrontarse con inéditos desafíos y lecciones retadoras, obligándolas a sacarlas de su zona de confort para tener puentes interdisciplinarios y de una riqueza de enfoques que amplíen las perspectivas de solución.

De ese modo, un estudiante, en un nivel determinado de sus estudios, puede ir construyendo su propio aprendizaje en tanto elige los cursos que requiere. Así, no queda circunscrito a una carrera prediseñada y sellada, sino amplía sus posibilidades de educación al abanico de asignaturas que tiene su institución que, planificadas como parte estructural y constitutiva de su formación profesional, tendría un impacto positivo en promover el intercambio permanente de individuos que se autocapacitan desplazándose en las zonas diversas y de múltiple riqueza académica que ya existe. Es la creación de una comunidad que se autogestiona y se desenvuelve para organizar sus propios itinerarios y un alto grado de circulación académica.

Por ello, una carrera innovadora y acorde con la perspectiva actual de aprender, además de tener sus propias fortalezas que le corresponden a su matriz de formación propia, debe dejar espacio para que la persona, impulsada por el aprendizaje abierto, transite por parte de la oferta y componga su particular educación conforme a sus intereses y objetivos. Así, le regresamos al educando la responsabilidad compartida de edificar su futuro, concediéndole, como corresponde a su sensatez que busca lo mejor para sí, una nueva forma de concebir la educación universitaria. Hasta ahora, los hemos tratado como sujetos que tienen márgenes inexistentes para tomar decisiones razonadas sobre su propia formación, tutelados, sobreprotegidos, cuando más bien son ellos quienes tienen mayor claridad sobre su porvenir profesional.

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