El Premio Nobel en Economía y el Perú de hoy

Por: Milton von Hesse – Director de Videnza Consultores

VIDENZA INFORMA

La Academia Sueca de las Ciencias ha otorgado este año el Premio Nobel en Economía a los académicos Daron Acemoglu, Simon Johnson y James Robinson por sus estudios acerca de cómo las instituciones se forman y afectan la prosperidad de las naciones. Estos autores, en particular Acemoglu y Robinson cuyo libro titulado “Por qué fracasan los países: los orígenes del poder la prosperidad y la pobreza” ha sido un best seller desde su primera edición, han encontrado que el bienestar de un país y sus pobladores se explica por las “instituciones” que se han desarrollado en ellos a lo largo de su historia.

La definición de institución para ellos no tiene nada que ver con una entidad pública o algo parecido sino, más bien, siguiendo a otros autores como Douglas North, definen a las instituciones como “las reglas y normas que gobiernan el comportamiento humano en una sociedad, incluyendo las leyes, regulaciones, normas sociales y organizaciones que estructuran las interacciones entre individuos y grupos”. En otras palabras, son las reglas de juego que se crean en una sociedad para el desempeño de las personas, las empresas y el estado. Los autores distinguen dos tipos de instituciones: las inclusivas y las extractivas. Las primeras son aquellas que protegen los derechos de propiedad, la seguridad jurídica de los contratos, la igualdad de oportunidades, la competencia en los mercados, promueven el crecimiento y la innovación, así como la participación política de los ciudadanos. Las segundas, las extractivas, se orientan, en cambio, hacia la concentración del poder y la riqueza en una élite o distintos grupos de poder, obstaculizan la innovación y el crecimiento económico, e impiden o restringen la participación política y la igualdad de oportunidades.

El Perú de hoy, lamentablemente, cada vez más transita hacia uno en donde prevalecen las características de un ordenamiento institucional cada vez más extractivista y menos inclusivo. El gobierno de la presidente Boluarte basa su estabilidad en un pacto de no agresión con las fuerzas políticas representadas en la mesa directiva del Congreso de la República según el cual cada una de las partes gobierna en favor de los grupos de interés que buscan representar, al margen de lo que sea bueno para la mayoría de los peruanos en el largo plazo. Así, en este periodo de vigencia del acuerdo, se ha distorsionado la labor del Tribunal Constitucional, se ha desatado una guerra al interior del Ministerio Público, se ha retrocedido en meritocracia en sectores tan importantes como en la salud y la educación, se han modificado las leyes que ayudan a combatir la criminalidad y las economías ilegales para quedar bien con intereses partidarios o pequeños grupos de presión, entre otros muchos ejemplos. Si seguimos así, pronto seremos un ejemplo más de libro de texto de lo que tiene que hacer un país para quedarse sin futuro en poco tiempo. Es importante, por lo tanto, que en las próximas elecciones los ciudadanos votemos por aquellas opciones políticas que ponen al Perú por delante y no a sus propios intereses.

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