La muerte del padre Gutiérrez
Por: Carlos Meneses
En el retiro de la comunidad dominica y elogiado por el papa Francisco y por muchos hombres deseosos de que la Iglesia encuentre el camino de reformas que la acerquen a la pobreza y a la paz, ayer fue sepultado en Lima en una ceremonia dolorosa para todos los hombres de buena voluntad el autor de la Teología de la Liberación como se ha querido llamar a la prédica que Gustavo Gutiérrez pregonó en toda su vida.
La muerte del padre Gutiérrez marcó el fin de una gestión que al principio no fue comprendida y que el pontífice Juan Pablo II, primero, y después el actual papa Francisco supieron comprender, como lo hicieron también la Academia de Artes y Ciencias de los Estados Unidos o la Legión de Honor del gobierno francés que escucharon sus mensajes adoloridos por la desatención hacia los pobres.
Por eso ayer hizo bien el arzobispo limeño en empezar su homilía en la misa de honras fúnebres del padre Gutiérrez; Monseñor Carlos Castillo empezó leyendo lo escrito por Francisco que es un reconocimiento de que la Teología de la Liberación es la esencia misma de la fe cristiana.
No han estado a su lado los que no piensan igual, a pesar de que él nunca les llamó la atención procurando que comprendieran que Cristo está presente en todo lo que sufren los desamparados.
Llegó después de Vaticano II, el concilio que acercó a los cristianos y que cambió las diferencias que otros pudieran haber tenido con él, se fue cuando el mundo ya reconocía sus bondades y las derechas eclesiásticas caían ante sus llamados para que se acercaran hacia los más pobres.
Debe estar descansando cerca de Dios y se continuarán realizando los cambios por los que clamaba.
¡Qué descanse en paz!
SUMILLA
La muerte de Gustavo Gutiérrez enluta a todos, sobre todo a los peruanos que en él creyeron y que transmitieron su mensaje hecho para los pobres.