¿Qué futuro podemos construir?
Por Julio Cáceres Arce
Arequipa es una región con un gran potencial productivo y económico en diversos sectores, así como una ubicación geográfica estratégica. La región ha experimentado un segundo proceso de mestizaje entre locales y migrantes que ha dado lugar a una nueva sociedad arequipeña. Este nuevo entorno social abre la puerta a la conformación de un futuro para Arequipa como un polo de desarrollo descentralizado en la región sur del país.
Desde la perspectiva económica, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la región mostró una contracción del 3.2% en el último trimestre de 2023, esta reducción es un claro indicador de la desaceleración que están experimentando los principales sectores económicos de la región. Como la minería, que representa el 32% del PBI regional, parece ser el factor determinante en este resultado, con una notable caída del 7.0%. en el último trimestre de 2023. Este declive se debe principalmente a problemas coyunturales que redujeron la producción de cobre, plata y oro, sin embargo, se incrementó la extracción de molibdeno y plomo.
La minería, el primer pilar de la economía arequipeña, produjo en 2023 más de 470 mil toneladas métricas finas (TMF) de cobre, representando el 17.1% de la producción total en el país. lo que representó cerca del 25% del PBR de la región. Este sector no solo genera ingresos significativos, sino que también atrae inversiones extranjeras, con proyectos que superan los 470 millones de dólares en los últimos años. En los próximos años, las inversiones mineras en la región Arequipa bordearán los 5103 millones de dólares y generarán alrededor de 35 mil puestos de trabajo de calidad, tanto directos como indirectos.
Es relevante destacar que, siendo una región predominantemente minera, es de vital importancia promover la inversión privada. La actual desaceleración registrada en 2023 y en los primeros trimestres del 2024, subraya la necesidad de políticas que fomenten la innovación y la diversificación económica, fortaleciendo áreas como la tecnología, la educación y la infraestructura.
El segundo sector clave en Arequipa es la agricultura que contribuye con alrededor del 5.3% del PBR. La producción agrícola se ha diversificado, con exportaciones que alcanzaron los 195 millones de dólares en 2023, destacando productos como espárragos, paltas y uvas. A medida que el mercado global demanda productos agrícolas sostenibles, Arequipa tiene la oportunidad de posicionarse como un líder en agricultura orgánica y responsable. Las inversiones en tecnología agrícola y prácticas sostenibles son cruciales para incrementar la competitividad de los agricultores locales. Por ello, Majes-Siguas II se constituye como la esperanza y motor de desarrollo que permitirá 120 000 nuevos puestos de trabajo y la ampliación de la frontera agrícola sumando 38 500 nuevas hectáreas de cultivo. Además, Proinversión ha identificado un potencial de 250 000 hectáreas de tierra adicionales.
El turismo sigue en auge, impulsado por el patrimonio cultural y natural de Arequipa. En 2023, la región recibió aproximadamente 1.9 millones de turistas, un aumento del 17% con respecto al 2022. Este crecimiento ha impulsado un aumento en la capacidad hotelera, posicionando a la región como la tercera a nivel nacional en oferta de establecimientos de hospedaje, con un incremento del 13% en los últimos dos años. La promoción de iniciativas de turismo sostenible es clave para maximizar los beneficios de este sector, especialmente ante el renovado interés en destinos eco-turísticos.
Nuestra primera propuesta para el futuro que podemos construir en Arequipa es, sin lugar a dudas, la especialización de la región en los tres motores económicos que posee: la minería, la agricultura y el turismo.
Esto no quiere decir que los sectores de base, como la educación superior, o complementarios, como los servicios, deban ser menos impulsados. Por el contrario, el crecimiento de los tres sectores que movilizan la economía regional deben necesariamente ir acompañados de la formación y disponibilidad local de profesionales de clase mundial, así como de servicios que provean soporte al crecimiento productivo. Un claro ejemplo de esto es el crecimiento del sector de programación y desarrollo digital para compañías nacionales y globales.
En una publicación con motivo del 484 aniversario de la creación de Arequipa el INEI dio a conocer que la población de la región bordea 1 606 000 habitantes. Esta cifra muestra un ligero crecimiento respecto de la data presentada en el año 2022, cuando la región contaba con aproximadamente 1 554 000 residentes.
Citando las palabras del famoso historiador arequipeño Juan Guillermo Carpio Muñoz, en las últimas décadas Arequipa ha experimentado un segundo proceso de mestizaje que con el tiempo ha formado una nueva sociedad y cultura arequipeña. A los tradicionales “ccalas y lonccos” se han sumado los “arequipuneños”, “arequicusqueños” y varios otros nombres provenientes de diversas zonas del sur peruano. Este mestizaje no radica en la primera generación de migrantes, sino especialmente en la segunda y hasta tercera generación de nuevos arequipeños con raíces genealógicas y etnográficas de otras partes del sur peruano.
Un informe del INEI y CEPAL del año 2023 muestra que Arequipa gana aproximadamente a 232 697 habitantes cada año producto de la migración interna entre ciudades del Perú, recibiendo especialmente población joven de entre 15 y 29 años de edad. Como puede verse en la imagen, la ciudad de Arequipa es un polo de atracción de migración mayor a nivel nacional.
Esta importante migración tiene efectos tangibles en las diversas variables sociodemográficas de nuestra región, generando en algunos aspectos externalidades positivas y en otros más bien negativas. Un caso a citar es la desigualdad social que persiste como un problema en Arequipa. Según el INEI, en 2023 alrededor del 13.9% de la población vive en condiciones de pobreza. Esto resalta la importancia de inversiones que no solo busquen rentabilidad, sino que también promuevan el desarrollo social y la inclusión.
Sobre esa línea, nuestra segunda propuesta para la construcción del futuro de Arequipa es adaptar y adoptar nuestra nueva sociedad arequipeña. Esta mezcla las sangres y culturas de todo el sur peruano, para dar pie a una cultura pragmática de crecimiento social y desarrollo sostenible.
El Massachusetts Institute of Technology define la sostenibilidad como la capacidad de satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones de satisfacer sus propias necesidades. Desafortunadamente, al igual que en el resto del globo, Arequipa está sufriendo las consecuencias de dos siglos de crecimiento insostenible a todo nivel.
En la actualidad, Arequipa es vulnerable a fenómenos como sequías y deslizamientos de tierra. Esto afecta tanto la agricultura como la seguridad hídrica, un recurso especialmente crítico por su ubicación entre dos desiertos. Proyecciones recientes del SENAMHI indican que la disponibilidad de agua podría disminuir en un 30% para 2050 si no se implementan estrategias de gestión adecuadas. Por lo tanto, la inversión en infraestructura hídrica y prácticas de conservación es esencial.
Bajo la misma línea, solo la ciudad de Arequipa produce cerca de 1000 toneladas diarias de residuos que son dispuestos en el botadero municipal de Quebrada Honda. Si bien existen importantes proyectos de mejoramiento en el sistema de gestión integral de residuos, lo cierto que es hoy no existe un mecanismo eficiente y efectivo de circularidad, valorización energética o reaprovechamiento de residuos.
Por ello, nuestra tercera propuesta para el futuro de Arequipa es la adopción de prácticas de sostenibilidad transversales en todo el sistema urbano y productivo de la región Arequipa. La priorización de criterios de sostenibilidad y retornos a mediano y largo plazo por sobre la inmediatez del efímero corto plazo.
Arequipa es, sin duda, una tierra de oportunidades. Con un crecimiento económico notable, un potencial turístico significativo y un sector agrícola en expansión, la región está bien posicionada para atraer inversiones. Para que estas oportunidades sociales y económicas se traduzcan en beneficios reales, es crucial abordar los desafíos del presente e implementar una mirada estratégica sobre el futuro. Al fomentar la inversión y promover la colaboración entre todos los actores sociales, Arequipa no solo podrá fortalecer su economía, sino también convertirse en un modelo de desarrollo sostenible y equitativo para el resto del país.