Impacto en la salud mental materna

Por: Susana Mendoza Sheen

PERSPECTIVAS

El 25 de noviembre se conmemoró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. La elección de esta fecha se remonta a 1981, durante el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, en homenaje a las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, asesinadas el 25 de noviembre de 1960 por orden del dictador de la República Dominicana Rafael Trujillo.

Desde entonces han pasado más de cuatro décadas dedicadas a visibilizar el maltrato físico y psicológico hacia las mujeres, así como el abuso sexual que ocurre dentro de las familias y los costos sociales y económicos que genera en las sociedades si no se abordan con urgencia.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) oficializó esta fecha 18 años después, en 1999, y lo que comenzó como una reivindicación de los movimientos feministas en la década de los 80 se ha convertido hoy en un compromiso global. Los Estados de todo el mundo están comprometidos a erradicar la violencia contra las mujeres en todas sus formas y sin distinción.

Sin embargo, en esta reflexión quiero abordar un aspecto de la violencia que aún es poco visibilizado: su impacto en la salud mental de las gestantes, en particular el distrés psicológico materno. Este es un estado de alteración emocional que puede vivir una madre durante el embarazo o el posparto, afectando su salud y la de su bebé, al punto de poner en riesgo su vida y el desarrollo neurológico del feto.

La neuropediatra Elizabeth Espíritu Rojas explica que el distrés psicológico materno se manifiesta como estrés, ansiedad o depresión, pero no necesariamente constituye un trastorno de salud mental. Sus causas suelen ser factores externos, entre ellos, la violencia psicológica o física que la mujer puede sufrir durante el embarazo.

Según la especialista, este estado puede predisponer a la madre a complicaciones como preeclampsia, aborto, parto prematuro o que el bebé nazca con bajo peso. Además, el desarrollo cerebral del feto puede verse afectado, ya que el distrés altera el ambiente uterino, comprometiendo la función de la placenta, inflamándola y aumentando la producción de cortisol, conocida como la hormona del estrés.

Las madres que enfrentan el abandono de sus parejas, humillaciones o rechazo por cambios en su cuerpo, violencia física, falta de apoyo emocional o problemas económicos corren el riesgo de morir o traer al mundo niños y niñas con problemas de aprendizaje, retrasos en el lenguaje, dificultades en el comportamiento socioemocional e incluso trastornos neuropsiquiátricos, precisa.

“Cuidar la salud mental de las mujeres durante la gestación es vital, tanto para su bienestar como para garantizar el nacimiento de niños y niñas sanos”.

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