2025: Es tiempo de los derechos de la naturaleza
Por: Luis Luján Cárdenas
REFLEXIONES
El mayor reto que tenemos los humanos en los próximos años es dejar de considerar a las plantas, los animales y sus ecosistemas como un objeto vivo o inanimado, sin raciocinio, sin derecho alguno. No, estimados lectores. Este viejo paradigma debe pasar al olvido. El planeta en su conjunto tiene derechos.
De la visión antropocéntrica con más de 2,000 años de vigencia, ahora es tiempo de asumir ineludiblemente la visión ecocéntrica, que reconoce los derechos de la naturaleza. Y, al respecto, la sociedad global debe enrumbar a un proceso de ecologización, si quiere sobrevivir y estar a la altura de las circunstancias socioambientales y geopolíticas del presente siglo.
En la Conferencia de Estocolmo en 1972 se planteó y propuso que la protección y mejoramiento del medio ambiente humano es una cuestión fundamental de gobernanza, donde la tierra, el aire, el agua, la flora y la fauna y, especialmente, los ecosistemas naturales, deben preservarse en beneficio de las generaciones presentes y futuras.
Roberto Guimaraes (1992) afirmó que la realización de la Cumbre de la Tierra significó el reconocimiento del agotamiento de un estilo de desarrollo que se había revelado ecológicamente depredador, socialmente perverso y políticamente injusto. 53 años después, nada es más cierto, pero muy poco se ha avanzado a favor de la naturaleza.
Si la realidad geopolítica apunta a la multipolaridad, es necesario que el pensamiento y la práctica social, los acuerdos y compromisos globales, los gobiernos, las leyes, las instituciones y los valores, apunten hacia una transición ecológica con justicia socioambiental.
Los humanos ya no somos lo primero, lo único y el centro de los derechos. Ahora, somos nosotros y la naturaleza. Según Thomas Kuhn (1981), en la crisis actual está germinando una sensibilización para con el planeta en cuanto totalidad. De ahí surgen nuevos valores, nuevos sueños, nuevos comportamientos, asumidos por un número cada vez más creciente de personas, comunidades y Estados.
Al respecto, Latinoamérica está dando sus primeros pasos. La Constitución de Ecuador en el 2008 reconoció a la naturaleza como sujeto de derechos; Bolivia aprobó en el 2010 la Ley de derechos de la Madre Tierra; Colombia en el 2016 le otorgó derechos al rio Atrato y a su Amazonía; Chile, en el 2022, plegó su Constitución a los derechos de la naturaleza; y en el 2024, Perú, vía resolución judicial, reconoció los derechos del río Marañón y sus afluentes, para protegerlo de los constantes derrames de petróleo. ¡Los tiempos cambian y los paradigmas también!