La rectificación que no se produjo
Por: Carlos Meneses

“No nos equivocamos al saludar el nombramiento de González porque creímos en que formaba parte de una rectificación de equivocada política de Pedro Castillo”.

Tenemos que admitir que cuando el presidente de la República anunció el nombramiento de Mariano González como ministro del Interior, para suceder al censurado titular de esa cartera Dimitri Senmache, fuimos de los primeros en saludar lo que parecía ser la rectificación de la política seguida por Pedro Castillo de escoger para su gabinete a un funcionario público de carrera. Diferente al común de los 50 titulares de despachos ministeriales que fueron objeto de crítica por parte de la oposición y de los medios de comunicación en general.

Los hechos han demostrado que, si bien fue acertada la decisión inicial, los resultados han sido penosos para el escogido y para una sorprendida opinión pública, que a solo 14 días de la designación de González, supo de su denuncia de que en el quehacer presidencial habían cosas poco santas y una obstrucción en el esfuerzo nacional de capturar a 3 requisitoriados por la justicia por haber cometido delitos presuntos contra los dineros públicos.

Si la decisión presidencial fue la que habíamos creído prudente y justa, algo cambió el valor de las cosas y tuvo como consecuencia el que la gestión de González terminara abruptamente, pero no pudo silenciar que el ministro dimitente, que realmente fue destituido, utilizara las dos manos para juramentar por sus hijos estar diciendo verdad al denunciar encubrimiento que el gobierno hacía para ocultar a los buscados.

La crisis producida o la nueva forma de provocarla por el propio presidente nos libera de toda culpa y confirma que la ciudadanía la esperaba tanto como nosotros.

Ahora estamos peor que antes. Lo más grave es que los fugitivos siguen como tales y no debemos olvidar que los perseguidos eran incondicionales servidores del presidente y casi de seguro protegidos por él.

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