Los niños científicos nacen con la curiosidad, pero necesitan experiencias prácticas

La física es una carrera preciosa

Por: Daniela Santander Revilla

“El talento comienza con la observación”, afirma el físico Gerson Marín Flórez, secretario general del Congreso Mundial para el Talento de la Niñez, al destacar la importancia de desarrollar una mirada científica desde la infancia. Según explica, la base del talento no está solo en el conocimiento técnico, sino en cultivar la capacidad de reflexionar, cuestionar e investigar desde las experiencias cotidianas. “La observación debe entrenarse para identificar las necesidades reales que enfrentamos en el día a día”, precisa.

Desde este enfoque, el Congreso, que este año celebra su 12.ª edición con sede en la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa, del 4 al 8 de agosto, busca precisamente revalorar el talento infantil como una capacidad que nace con los niños, pero que requiere orientación, espacios adecuados y experiencias significativas para desarrollarse. Durante el congreso, se reuniran educadores, científicos y gestores culturales de distintas partes del mundo para compartir estrategias que fomenten el pensamiento crítico, la innovación y la vocación científica desde etapas tempranas.

Para Marín, el pensamiento científico no debería reservarse solo para los laboratorios o las aulas universitarias. Al contrario, debe ser promovido como una actitud en los niños, una forma de relacionarse con el mundo con curiosidad y profundidad. “El niño por naturaleza es observador. Por eso es fundamental que los profesores no lo abrumen, sino que motiven esa curiosidad con experiencias prácticas”, señala.

Desde su experiencia como físico, asegura que la enseñanza de las ciencias debe comenzar desde lo concreto y no desde fórmulas abstractas. “La física es una carrera preciosa que debería enseñarse primero desde la práctica y luego desde lo teórico. Que el niño vea el experimento, lo viva, y recién ahí se le explica el porqué con la matemática”, indica.

Marín recuerda que su elección profesional no fue sencilla. “Cuando decidí estudiar física, no recibí mucho apoyo. Ni mi familia ni algunos profesores creían que era una carrera rentable o con futuro laboral”, confiesa. Sin embargo, insiste en que el rol de los padres es clave para alentar vocaciones científicas, porque sí existe campo laboral para estas disciplinas. A veces, explica, lo único que un niño necesita es alguien que le diga “Sí puedes”.

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